Tras dos meses de ofensiva en Kursk, algunos soldados ucranianos se preguntan sinceramente por los objetivos de esta incursión en territorio ruso, que no ha impedido a Moscú seguir conquistando terreno en el oriente de Ucrania.
La incursión, lanzada el 6 de agosto desde el noreste de Ucrania, sorprendió a Moscú. Las tropas de Kiev se adentraron en la región fronteriza de Kursk, donde afirman controlar cerca de 1.000 km2.
Kiev dijo que el objetivo principal de la sorpresiva operación, la mayor de un ejército extranjero en suelo ruso desde la Segunda Guerra Mundial, era detraer fuerzas rusas del frente oriental ucraniano.
Y de paso subirle la moral a unas tropas exhaustas después de más de dos años de invasión rusa.
Pero sobre el terreno empiezan a cundir las preguntas incómodas.
"Puede que el enemigo sacara personal de otros puntos, o de la reserva, pero la verdad es que aquí no hemos notado cambios significativos", dice Oleksandr, un soldado ucraniano desplegado junto a Toretsk, en la región oriental de Donetsk, ocupada en su mayor parte por Rusia.
"Si es una operación a corto plazo, nos reforzará. Pero si es una operación a largo plazo y estamos planeando quedarnos en Kursk, agotará nuestros principales recursos", apunta Bogdan, otro recluta, sentado en un café en Druzhkivka, al sur de Kramatorsk, también en Donetsk.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, no ha dejado de felicitar a sus soldados por "demostrar que pueden llevar la guerra a Rusia", tal como dijo la semana pasada, y afirmó que esta operación ralentizó el avance ruso en el frente oriental.
Pero la información sobre el terreno arroja otro relato: según datos del Instituto para el Estudio de la Guerra, analizados por AFP, Moscú logró su mayor avance mensual desde octubre de 2022, conquistando 477 km2 de territorio ucraniano en agosto.
La semana pasada las tropas rusas tomaron la ciudad de Vugledar, de importancia estratégica, y siguen acercándose a Pokrovsk, un nudo logístico.
Pese a encajar pérdidas muy importantes, "la ofensiva del ejército ruso se está acelerando", y "no podemos decir que la operación de Kursk haya cumplido sus objetivos", estima Yohann Michel, experto en asuntos militares e investigador del Instituto de Estudios de Estrategia y Defensa (IESD) de Lyon.
La ofensiva, según él, ha "mostrado que algo es posible con las fuerzas armadas ucranianas, y que se puede entrar en Rusia sin que eso provoque un apocalipsis".
Para muchos soldados ucranianos, no obstante, la ofensiva de Kursk sigue siendo motivo de orgullo.
Serguii, un soldado que acaba de volver de allí, dice que todo esto valía la pena, al menos para dar "una hermosa imagen de propaganda que muestre que Ucrania puede conquistar y llevar a cabo operaciones ofensivas".
Ucrania capturó además a numerosos reclutas rusos, lo que le servirá en futuros canjes para obtener la liberación de sus prisioneros.
"Creo que este país [Rusia] debería sufrir todo lo que le ha infligido al nuestro", dice otro soldado de la 43ª Brigada, que también se llama Serguii. "Al mismo tiempo, nosotros no hacemos las cosas horribles que los soldados rusos han hecho, hacen y siguen haciendo", sostiene el militar refiriéndose a las atrocidades imputadas al ejército ruso en Ucrania.
Dmitro, un artillero de la misma brigada, dice que sintió una gran alegría cuando vi a sus compañeros entrando en territorio ruso, a cientos de kilómetros de donde él estaba desplegado, en el Donbás.
"Sentí orgullo de nuestro soldados", afirma. "Rusia, que invadió nuestro país, sentirá lo mismo que nosotros y se dará cuenta de lo que es la guerra".
La operación de paso buscaba demostrarle a los socios occidentales de Ucrania que su apoyo tiene un impacto significativo en el terreno.
Y también darle a Ucrania una carta adicional en caso de negociaciones próximamente con Rusia.
Un escenario este que parece ahora mismo lejano, y que arroja dudas sobre el propósito estratégico de seguir ocupando territorio ruso en Kursk.
"¿Es un éxito esta operación? Militarmente, no puede decirse. Las ganancias en términos morales son temporales y se están esfumando", apunta Olivier Kempf, investigador asociado de la Fundación para la Investigación Estratégica, un centro francés de expertos.
"Políticamente, no está mal si hay perspectiva de negociaciones, pero (...) si no hay negociaciones a la vista, es absurdo", afirma.
"La cuestión es saber lo que hacemos luego", dice un sargento ucraniano del Donbás que se presenta como Neznani. "¿Dónde encontraremos la gente, la fuerza y los medios de proseguir esta historia o bien terminarla?".