Cleveland se preparaba para una fiesta de colores sin precedentes. Con la ambiciosa meta de romper el récord mundial, la ciudad planeaba liberar al cielo más de dos millones de globos inflados con helio, convirtiéndose en el centro de atención internacional. En un intento por superar la marca establecida por Disneyland California, la organización benéfica United Way of Greater Cleveland organizó el Balloonfest '86.
Con este evento, que buscaba recaudar fondos y concienciar sobre la pobreza, se proponían lanzar un millón de globos al aire, superando así el récord de Anaheim. Esta iniciativa filantrópica, que sigue activa en la actualidad, reunió a la comunidad de Cleveland en torno a una causa común.
El espectáculo de globos aerostáticos se convirtió en una pesadilla cuando las condiciones climáticas adversas frustraron los planes de los organizadores. Fuertes vientos y lluvia arrastraron los coloridos globos fuera de control, esparciéndolos por toda la ciudad y sus alrededores. La tragedia alcanzó su punto más crítico cuando dos navegantes, Raymond Broderick y Bernard Sulzer, se vieron sorprendidos por los restos de los globos en el lago Erie.
Dos pescadores quedaron a la deriva en aguas gélidas tras caer por la borda. La operación de rescate se complicó debido a la presencia de numerosos globos que obstruían la visibilidad de las zonas de búsqueda. Tras una intensa búsqueda, los equipos de rescate se toparon con un escenario surrealista: un océano de globos de colores que cubría por completo el área de la tragedia, dificultando las labores de localización de los desaparecidos.
Tras una ardua operación de búsqueda y rescate, la Guardia Costera de Estados Unidos se vio obligada a confirmar la peor noticia: los dos desaparecidos habían fallecido ahogados. Sus cuerpos fueron encontrados cerca de la zona donde se produjo el naufragio.
United Way of America creó una experiencia inolvidable con el 'Ballonfest'. Bajo una estructura de 76 metros, un equipo de voluntarios preparó meticulosamente un millón y medio de globos llenos de helio. El lanzamiento de esta inmensa cantidad de globos creó un espectáculo visual impresionante, atrayendo a más de 100.000 espectadores a la plaza central.
Lo que comenzó como una celebración festiva se convirtió en una tragedia ambiental. La irresponsabilidad de soltar globos al aire desencadenó una reacción en cadena de problemas, desde la contaminación de ecosistemas hasta la alteración del orden público en toda la ciudad.
En 1985, Disneyland se llevó todos los aplausos al liberar al cielo un millón de globos para celebrar el 84º aniversario de Walt Disney. Esta espectacular exhibición le valió un lugar en el Libro Guinness de los Récords.
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