Durante más de dos años, la justicia brasileña y la red social X han librado una pugna que simboliza el debate mundial sobre libertad de expresión y regulación de plataformas y que ha estado condimentada de insultos y amenazas.
Estos son los principales momentos de esta saga, cuyo capítulo más reciente se escribió este martes con la decisión del juez Alexandre de Moraes de volver a permitir a la red del magnate Elon Musk operar en Brasil.
La justicia brasileña empezó a tomar cartas ante las redes sociales en los meses previos a las elecciones presidenciales de 2022, entre el presidente ultraderechista Jair Bolsonaro y el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva.
En especial, el juez Moraes, del Supremo Tribunal Federal (STF), ordenó desactivar cuentas de la antigua Twitter, al acusar a usuarios bolsonaristas de desacreditar el sistema electoral en el país.
Los bloqueos de perfiles de figuras influyentes de movimientos ultraconservadores acusados de desinformación se multiplicaron tras la asonada contra las sedes de poder en Brasilia en enero de 2023, en oposición a la asunción de Lula.
Entre ellos, fue suspendido el bloguero de extrema derecha Allan dos Santos, así como también empresarios, periodistas y exdiputados.
En reacción a nuevas órdenes judiciales de bloqueos, el 7 de abril de 2024, Musk, propietario de X, fustigó la "censura" de Moraes.
"Debería dimitir o ser destituido", escribió en la red social, y amenazó con desobedecer los requerimientos.
El juez ordenó entonces abrir una investigación contra el multimillonario por posible "obstrucción de la justicia".
Además, estableció una multa de 20.000 dólares diarios por cada cuenta bloqueada que X reactivara.
"Las redes sociales no son tierras sin ley", subrayó Moraes en su sentencia.
Musk replicó llamándolo "dictador".
Diez días después del desafío de Musk, la representación de X en Brasil dijo que todas las órdenes del STF serían "cumplidas integralmente".
Moraes, sin embargo, no tardó en reclamar por un nuevo incumplimiento, después de que varias cuentas vetadas realizaran transmisiones en vivo en X.
La plataforma lo atribuyó a una "falla operacional" y dijo que los usuarios de esas cuentas "explotaron vulnerabilidades" del sistema para usar X.
El 17 de agosto, Musk anunció el cierre inmediato de las operaciones de X en Brasil, aunque el acceso a la red seguiría disponible para sus usuarios.
Once días después, llegó el ultimátum: un nuevo fallo dio un plazo de 24 horas a X para nombrar a un representante legal en el país o la plataforma sería suspendida.
Pero Musk se mantuvo desafiante: "La libertad de expresión es la base de la democracia y un seudojuez no electo en Brasil está destruyéndola por motivaciones políticas", escribió.
Cumplido el plazo sin respuesta de la plataforma, Moraes ordenó su suspensión.
El 31 de agosto, Brasil amaneció sin acceso a X.
El bloqueo afectó a los 22 millones de usuarios de la plataforma, que empezaron a migrar a redes menores, como Bluesky y Threads.
Moraes advirtió que quien intentara ingresar mediante redes privadas virtuales (VPN) se exponía a multas diarias equivalentes a 9.000 dólares.
Tras casi 20 días sin X, el 18 de septiembre, usuarios reportaron su sorpresa al conseguir acceder a la plataforma.
La red social dijo que la brecha había sido consecuencia "involuntaria" de un cambio de servicio y que era "temporal".
Pero Moraes halló indicios de intencionalidad tras constatar que X utilizaba un servicio para ir cambiando de dirección IP, lo que impedía su bloqueo. Estableció una multa de 913.000 dólares diarios hasta que se suspendiera nuevamente.
X volvió a estar inaccesible 24 horas después y desde entonces Musk cumplió con todas las exigencias judiciales. En consecuencia, Moraes autorizó este martes la vuelta de X al mayor país de América Latina.