El norteamericano Jonathan Lethem es uno de los autores que más sigo con atención. A la fecha, a sus 60 años cumplidos este año, es un gigante, y no solo de la narrativa de Estados Unidos. Sus libros están traducidos a muchos idiomas y es uno de los mayores difusores y estudiosos de la obra del escritor de ciencia ficción Philip K. Dick, de indiscutible influencia en la novela y en el cine contemporáneos. Lethem le ha dedicado tiempo y le ha puesto pasión a la poética del autor de El hombre en el castillo, Valis, Ubik y Sueñan los androides con ovejas eléctricas. Además, el año pasado, se tradujo al castellano el monumental libro La exégesis de Philip K. Dick, que Lethem editó junto a Pamela Jackson.
Basta esta última referencia para tener una idea de qué está hecha su poética, la cual se alimenta de la cultura popular y sus variantes, igualmente axiales en no pocos autores gringos como Michael Chabon, David Foster Wallace y Chuck Palahniuk, pero es Lethem quien más ha insistido, y con éxito, en exprimir el jugo de lo pop como tema y no como mera nominación.
Uno de sus títulos más celebrados, es La fortaleza de la soledad, publicado en el año 2003. En principio, se trata de una novela generacional y de barrio. Pero, sobre todo, es un trabajo de ficción que desgrana los códigos de la amistad. Ambientada a mediados de los setenta, en el barrio Boerum Hill de Brooklyn, Lethem cuenta la historia de Dylan Ebdus (sin duda, su alter ego), un preadolescente blanco hijo de padre y madre artistas, o, en otras palabras: de una pareja de hippies que no estaba preparada para criar a un hijo.
Rachel y Abraham, inmersos en sus conflictos que no solo obedecen a su espectro creativo, sino también a su apego a la vida loca y bohemia, secuela vibrante de la locura psicodélica de los sesenta, dejan que Dylan se desenvuelva en un barrio habitado por negros, por una comunidad a la que no estaba acostumbrado y mucho menos esta en cuanto a un niño blanco. Es un mundo nuevo en el que Dylan debe encajar para sobrevivir --en el colegio en especial-- a los embates de la adolescencia. No le resulta fácil adaptarse, hasta que conoce a quien llegará a ser su mejor amigo: Mingus Rude.
Las diferencias culturales y raciales no significan óbice alguno para ellos. Dylan y Mingus comparten una pasión febril por el cómic, en especial por los superhéroes de DC Cómics (por cierto, el título de la novela es un homenaje al hogar de descanso de Superman), al punto que la calle Dean en la que paran, se convierte en el escenario de sus aventuras nocturnas en donde, a saber, deben luchar contra villanos salidos de los cómics que devoran (al respecto, hay algunas páginas de antología que detallan los recorridos nocturnos de Mingus vestido de su superhéroe predilecto). Además, Dylan y Mingus construyen su amistad en medio de la agitación política (los setenta fue una década política y de fervor cultural), el despertar hormonal y el abanico cromático que traen las nuevas drogas.
Si hay un autor top a conocer o descubrir, ese es Jonathan Lethem y La fortaleza de la soledad es la puerta de entrada a un mundo literario no menos que adictivo y formativo para el lector. Con Lethem, se entiende, no solo se disfruta, se aprende también (y mucho).
Los libros de Lethem están disponibles en librerías limeñas. Quedan advertidos.