El médico británico Thomas Kwan, de 53 años, se declaró culpable de intento de asesinato tras un fallido complot para eliminar a la pareja de su madre, Patrick O'Hara, de 72 años. Con una vacuna falsa contra el COVID-19, Kwan intentó envenenarlo para asegurar la herencia de su madre. Este escalofriante caso se desarrolló en enero en Newcastle, Reino Unido, y culminó con la confesión del médico en el Tribunal de la Corona de Newcastle.
O'Hara, la víctima del crimen, sufrió fascitis necrosante, una grave infección que puso en riesgo su vida, tras recibir la inyección de Kwan, quien se había disfrazado de enfermero. A pesar de la gravedad de la situación, O'Hara logró sobrevivir, pero perdió parte de su brazo debido a la infección, lo que ha dejado secuelas permanentes en su vida.
El motivo detrás del intento de asesinato fue una disputa por la herencia de la madre de Thomas Kwan, Jenny Leung. Según los fiscales, Kwan temía que la casa de su madre pasara a manos de O'Hara, con quien Leung mantenía una relación desde hacía 20 años. Para evitar perder la propiedad, diseñó un intrincado plan que involucraba disfraces, venenos y engaños.
Kwan, un médico familiar que trabajaba en Sunderland, utilizó su conocimiento en venenos para ejecutar su plan. Falsificó documentos del Servicio Nacional de Salud (NHS) para hacer creer a O'Hara que recibiría una visita médica a domicilio para una dosis de refuerzo de la vacuna contra el COVID-19. El 22 de enero de 2023, se presentó en su casa usando una peluca, mascarilla y gafas, haciéndose pasar por una enfermera comunitaria. Fue en ese momento cuando administró el veneno, que probablemente fue yodometano, una sustancia tóxica utilizada como pesticida.
El plan de Kwan fue descrito por los fiscales como "más extraño que la ficción". Según el fiscal Peter Makepeace, el sujeto registró un hotel con un nombre falso y condujo hasta la casa de su madre en Newcastle utilizando matrículas falsas en su coche. El médico, obsesionado con el dinero y su herencia, había realizado extensas investigaciones sobre venenos, los cuales almacenaba en su casa, donde la policía encontró arsénico, mercurio líquido y ricino.
A pesar de los esfuerzos extraordinarios por ocultar sus huellas, la víctima y la madre de Kwan comenzaron a sospechar debido a la apariencia del supuesto enfermero. Tras la inyección, O'Hara experimentó un dolor inmediato, lo que lo llevó a buscar ayuda médica. Los médicos que lo atendieron en el Royal Victoria Infirmary de Newcastle diagnosticaron fascitis necrosante, una rara y grave infección bacteriana que requiere amputaciones para evitar su propagación.
Tras cambiar su declaración a culpable, Thomas Kwan enfrenta ahora graves consecuencias legales. El juez encargado del caso, Justice Lambert, ha indicado que puede esperar una condena considerable. En este sentido, será sentenciado el próximo 17 de octubre, y el Servicio de Libertad Condicional ha sido encargado de preparar un informe para determinar la duración de su pena.
Se espera que Kwan reciba una condena de varios años de prisión debido a la gravedad de sus acciones. Las pruebas presentadas por los fiscales, que incluyeron registros de venenos y productos químicos en su hogar, así como el espionaje digital a su madre y su pareja, han sido fundamentales para su condena.