Un año después del ataque de Hamás a Israel, Joe Biden y Kamala Harris pidieron este lunes paz en Oriente Medio y el fin de una guerra que podría afectar a las elecciones estadounidenses del 5 de noviembre.
"Sigo plenamente comprometido con la seguridad del pueblo judío, la seguridad de Israel y su derecho a existir", afirmó el presidente estadounidense en un comunicado.
El 7 de octubre será recordado también "como un día negro para el pueblo palestino por el conflicto que Hamás desató", añadió Biden. "Demasiados civiles han sufrido demasiado durante este año de conflicto", recalcó.
"Estoy devastada por el dolor y el duelo" provocados el 7 de octubre, dijo la vicepresidenta y candidata demócrata a la Casa Blanca, antes de plantar un granado en el jardín de su residencia oficial.
Acompañada por su marido Doug Emhoff, de confesión judía, Kamala Harris meditó un momento ante este árbol, símbolo de la esperanza y la virtud en la religión judía.
"No nos rendimos. Estamos haciendo todo lo que podemos por un acuerdo de alto el fuego y la liberación de los rehenes en Gaza", dijo, tras recitar los nombres de los siete estadounidenses, "vivos o muertos", que siguen retenidos en la Franja de Gaza.
Tocado con una kipá negra, su rival republicano Donald Trump visitó la tumba de un rabino ultraortodoxo en Nueva York, donde participó en una oración.
"Las atrocidades (...) del 7 de octubre nunca habrían ocurrido si el presidente Trump siguiera en la Casa Blanca", ha dicho su equipo de campaña en un comunicado.
Es "imperativo" -añade- que Trump gane las elecciones para "poner fin al derramamiento de sangre causado por el régimen terrorista iraní, que hoy es más fuerte y más rico gracias a la debilidad y la incompetencia de la administración Biden-Harris".
Está previsto que el expresidente participe en otro acto en Miami.
Su sucesor, Biden, participó en una breve ceremonia en la Casa Blanca.
Con los ojos cerrados por momentos, escuchó la oración fúnebre entonada por un rabino amigo de la familia del israelíestadounidense Hersh Goldberg-Polinn, secuestrado por Hamás el 7 de octubre y cuyo cadáver fue encontrado el 1 de septiembre.
Tras un momento de silencio, encendió una vela en memoria de las víctimas.
Mientras Oriente Medio se encuentra al borde de una guerra generalizada, las conmemoraciones dejan al descubierto la aparente impotencia del gobierno de Biden para influir en la conducta de la ofensiva emprendida hace un año por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en respuesta a la matanza.
Tanto Biden como Harris estiman que una "solución diplomática" es el "único camino" a la paz.
Entre tanto, Israel lleva a cabo bombardeos en Líbano para hacer frente a la milicia de Hezbolá, aliada de Hamás, y dice preparar una respuesta al ataque de Irán del martes pasado.
Washington le volvió a pedir este lunes que no ataque el aeropuerto de Beirut ni "las carreteras que conducen a él" para que quienes deseen salir de Líbano puedan hacerlo, declaró el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller.
Lo dijo después de un ataque israelí en los suburbios del sur de la capital libanesa, cerca del aeropuerto internacional, según una fuente de seguridad.
La tensión va en aumento desde el ataque del 7 de octubre de 2023, que causó la muerte de 1.205 personas, en su mayoría civiles, según un recuento de la AFP basado en cifras oficiales israelíes, incluidos los rehenes que murieron en cautiverio.
En respuesta, el ejército israelí lanzó una ofensiva en la Franja de Gaza con el objetivo de destruir a Hamás, en el poder desde 2007.
Desde entonces parte del territorio palestino ha quedado reducido a escombros, casi todos sus 2,4 millones de habitantes han sido desplazados y al menos 41.909 palestinos han muerto, la mayoría civiles, según datos del ministerio de Salud del gobierno de Hamás, considerados fiables por la ONU.
Este lunes hubo varias manifestaciones propalestinas en Nueva York y otras ciudades estadounidenses.
El sábado, en Washington, un hombre que afirma ser periodista intentó prenderse fuego en protesta por la ofensiva israelí en la Franja de Gaza.
Desde el atentado de Hamás, la guerra en Oriente Medio sale a relucir casi a diario en la campaña electoral estadounidense y podría influir en el resultado de las elecciones porque parte de la izquierda y de los musulmanes del país se han alejado de los demócratas por el apoyo de Biden a la ofensiva de Netanyahu.