Una estación de esquí de los Alpes cerrará definitivamente sus puertas ante la ausencia de nieve y las pérdidas económicas asociadas, decidieron el domingo los habitantes de Seyne-les-Alpes, en el suroeste de Francia.
El cambio climático debilitó la estación de esquí del Grand Puy, gestionada por la localidad, y compuesta de 24 kilómetros de pistas situadas a entre 1.370 y 1.800 metros de altitud.
En un referéndum municipal, un 71,31% de los votantes apoyaron la propuesta de la alcaldía de cerrar la estación, que acumulaba cientos de miles de euros de pérdidas anuales, y de "diversificar las actividades".
El municipio planea ahora ofrecer nuevas actividades a sus visitantes, "actividades deportivas y de naturaleza respetuosas con el medio ambiente", explicó su alcalde, Laurent Pascal.
Entre las propuestas, que se realizarán de concierto con la población según la Alcaldía, figuran convertir el embalse de una colina en un lago para pescar y la construcción de un estadio de trail.
La localidad de Seyne-les-Alpes acaparó las atención internacional en marzo de 2015, cuando una avión de la aerolínea Germanwings se estrelló en su zona de los Alpes. Murieron las 150 personas a bordo.
Cuando Francia se prepara para acoger los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de invierno en los Alpes en 2030, no es la única estación de esquí de esta cadena montañosa que podría cerrar.
El domingo, la comunidad de municipios de Matheysine también acordó poner fin a las subvenciones a la estación de Alpe du Grand Serre, que cerrará tras 85 años de existencia.
Desde los años 70, han cerrado más de 180 estaciones, en su mayoría microestaciones familiares o comunales poco rentables y situadas en zonas de media montaña, según Pierre-Alexandre Metral, doctorando de la universidad de Grenoble.
El calentamiento del planeta, que vuele más incierta la nieve, también ha complicado la situación de las estaciones turísticas desde la década de 2000.
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