Tres conferencias internacionales sobre el clima, la biodiversidad y la desertificación, así como una última sesión de negociación para un nuevo tratado sobre el plástico son las próximas etapas en un final de año muy intenso en el frente de la diplomacia ambiental.
Estas reuniones, bajo los auspicios de la ONU, tienen como objetivo lograr un consenso ante una crisis planetaria que tiene múltiples facetas estrechamente relacionadas entre sí (calentamiento global, contaminación, desaparición de especies, expansión de los desiertos...).
La COP16 sobre biodiversidad - oficialmente la 16ª reunión de la Conferencia de las Partes en la Convención sobre la Biodiversidad Biológica - se celebrará del 21 de octubre al 1 de noviembre en Cali.
Será una reunión de seguimiento más que de avances, para evaluar cómo se están concretando los compromisos históricos adoptados en la COP15 de Montreal dos años antes.
Las COP dedicadas a la biodiversidad se celebran cada dos años, y la de Montreal concluyó con un acuerdo ambicioso que prevé la protección del 30% de las tierras y mares de aquí a 2030.
Los países deberán revisar la implementación de este nuevo marco y presentar estrategias nacionales que sean coherentes con él.
La COP29 sobre el clima tendrá lugar del 11 al 22 de noviembre en Bakú, Azerbaiyán, país exportador de hidrocarburos.
La edición de Dubái un año antes fue la mayor COP de la historia, y las expectativas de participación son inferiores en Bakú.
La conferencia de Dubái se centró en la transición hacia el abandono de los combustibles fósiles, en Bakú el foco de los debates será la financiación.
La reunión debe concluir con un nuevo objetivo para la financiación climática (llamado "Nuevo Objetivo Colectivo Cuantificado", también conocido por su acrónimo en inglés "NCQG").
Es una meta que reemplazará el objetivo fijado en 2009, que preveía que los países ricos proporcionaran 100.000 millones de dólares anuales de ayuda a los países en desarrollo, un objetivo que apenas se alcanzó en 2022.
"La COP29 representa una oportunidad para desbloquear más inversiones climáticas provenientes de fuentes más variadas, tanto públicas como privadas, y mejorar la calidad de estas financiaciones", dice el Instituto de Recursos Mundiales (WRI), un grupo de reflexión estadounidense.
El problema es que, por ahora, no hay consenso sobre el monto, ni sobre el destino de los fondos o los contribuyentes. Y el resultado de las elecciones estadounidenses, justo antes de la COP, probablemente influirá en los debates.
También queda por saber cuántos dirigentes mundiales se darán cita a orillas del mar Caspio, antes de la COP30 el año próximo en Brasil.
La 16ª sesión de la conferencia de las partes en la convención de las Naciones Unidas para la lucha contra la desertificación (COP16) está programada para celebrarse en Riad, Arabia Saudita, del 2 al 13 de diciembre.
Surgida en la Cumbre de la Tierra de Río (1992), al igual que las otras dos convenciones sobre el clima y la biodiversidad, esta convención es menos conocida.
Sin embargo, esta COP podría marcar "un punto de inflexión crucial" con la esperanza de un "consenso sobre cómo fortalecer la resiliencia frente a las sequías y cómo acelerar la restauración de tierras degradadas", señala Arona Diedhiou, director de investigación en el Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD) con sede en la Universidad Houphouët Boigny, en Costa de Marfil.
"Las discusiones se centrarán en los medios necesarios para rescatar 1.500 millones de hectáreas de tierras para 2030, así como en la implementación de acuerdos para gestionar las sequías que ya afectan a muchas regiones del mundo", añade el experto, quien destaca la situación preocupante de África.
La quinta y última sesión de negociaciones internacionales para concretar un primer tratado mundial para luchar contra el flagelo del plástico (INC-5) está prevista del 25 de noviembre al 1 de diciembre en Busan, Corea del Sur.
Las delegaciones de 175 países acordaron en 2022 finalizar dicho tratado para fines de 2024. Sin embargo, persisten divisiones, especialmente entre las naciones que desean una limitación ambiciosa de la producción de plásticos y algunos países productores, que prefieren mejorar el reciclaje.
Hellen Kahaso Dena, responsable del proyecto panafricano sobre el plástico de Greenpeace, espera que los países "acuerden un tratado que dé prioridad a la reducción de la producción de plástico".
"No hay tiempo que perder con enfoques que no resolverán el problema", dice la activista a la AFP.
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