En Estados Unidos, los movimientos telúricos son considerados debido a la interacción de las placas tectónicas, siendo la Falla de San Andrés un ejemplo destacado de esta dinámica. Por ende, el país cuenta con una institución dedicada a monitorear en tiempo real y proporcionar información clave: el Servicio Geológico de EE.UU. (USGS).
Los terremotos ocurren cuando se libera de manera repentina la energía acumulada en el interior de la Tierra. Esta energía se origina principalmente por el movimiento continuo de las placas tectónicas, grandes fragmentos de la corteza terrestre que se mueven sobre el manto. Al chocar, rozarse o separarse, las placas generan fricciones y tensiones que almacenan energía. Cuando las rocas superan su límite de resistencia, se fracturan bruscamente, liberando la energía en forma de ondas sísmicas que se expanden en todas direcciones, provocando el temblor que conocemos como terremoto.
Estados Unidos experimenta una significativa actividad sísmica, especialmente en regiones donde la interacción de placas tectónicas es más fuerte. Las áreas más afectadas por terremotos se encuentran mayormente en la Costa Oeste, aunque otras zonas del país también registran actividad sísmica.