La huelga portuaria que inició el 1 de octubre en Nueva York ha tenido un efecto paralizante en los principales puertos de la costa este de Estados Unidos, lo cual podría resultar en significativos desabastecimientos en los próximos días. Ante esta situación, las autoridades están dedicando esfuerzos para reducir al mínimo el impacto negativo, sin embargo, el desenlace de las negociaciones aún se mantiene en la incertidumbre.
La huelga generó trastornos inmediatos en los puertos que gestionan más del 50% del comercio de contenedores de carga de Estados Unidos. Se proyecta que los impactos se propaguen a lo largo de todo el país, con un costo de al menos cientos de millones de dólares diarios y agravándose cada jornada que los estibadores permanecen en paro.
El paro portuario no solo impacta en los consumidores, sino que también representa una amenaza latente para la economía estadounidense. Se proyecta que una huelga prolongada podría acarrear pérdidas millonarias diarias, con un potencial de alcanzar miles de millones de dólares, especialmente si se prolonga en las próximas semanas.
Expertos advierten que, de no reanudarse las operaciones portuarias a tiempo, la normalización de las actividades podría retrasarse hasta el año 2025. Esta situación genera incertidumbre y preocupación en diversos sectores económicos y comerciales del país.
De acuerdo con el medio estadounidense The Washington Post, en los puertos de la Costa Este y el Golfo de México, se encuentran barios contenedores de transporte parados fuera de los puertos, en una amenaza para la economía solo cinco semanas antes de las elecciones.
Kathy Hochul, gobernadora de Nueva York, declaró que el estado de la 'Gran Manzana' está trabajando por evitar cualquier tipo de escasez. Asimismo, pidió no caer en compras de pánico que pudieran crear una falta de productos por el alza en la demanda.
En la actual huelga portuaria, los trabajadores portuarios, representados por la Asociación Internacional de Estibadores, están buscando incrementos significativos en sus salarios. Argumentan que merecen una parte mayor de las ganancias generadas por las compañías navieras y portuarias, especialmente después de haber laborado durante la pandemia de COVID-19.
Además de la mejora salarial, también buscan protecciones contra la automatización de sus labores, lo cual ha sido otro punto de conflicto en las negociaciones con la Alianza Marítima de Estados Unidos, que representa a los operadores portuarios.
Ante la incertidumbre, el presidente Joe Biden ha expresado su apoyo a los trabajadores portuarios, instando a los empleadores a ofrecer un contrato justo que garantice el bienestar de los empleados. Aunque las negociaciones continúan, aún no hay un acuerdo a la vista. La Casa Blanca también ha señalado que monitoreará de cerca cualquier intento de especulación de precios como resultado de la huelga.
Con relación a la situación actual, es importante destacar que los minoristas están tomando medidas preventivas para evitar posibles desabastecimientos significativos. Al mismo tiempo, sectores como el de combustibles y el transporte de pasajeros siguen funcionando con normalidad. Sin embargo, la posibilidad de una interrupción prolongada sigue siendo motivo de preocupación para todas las industrias que se apoyan en el comercio marítimo.