Un hallazgo sorprendente podría cambiar la historia del arte: se ha descubierto una pintura atribuida a Pablo Picasso en la casa de un vendedor de objetos de segunda mano en Italia, tras haber estado colgada en su salón durante más de 60 años sin que sus dueños fueran conscientes de su posible valor. Según informa el diario Il Giorno, la obra fue hallada en la década de los 60 en el sótano de una villa en la isla de Capri, y ha permanecido todo este tiempo expuesta en la casa del vendedor.
El cuadro, que presenta un retrato cubista de Dora Maar, amante y musa del maestro malagueño, lleva la firma "Picasso" y ha despertado gran interés entre los expertos en arte. Tras varios estudios, se ha concluido que la firma podría ser auténtica, lo que ha desatado una investigación para determinar si esta pieza pertenece efectivamente a la vasta obra del célebre pintor español.
La obra encontrada, un retrato cubista, representa a Dora Maar, la célebre fotógrafa francesa y musa de Picasso, quien inspiró varias de sus piezas más icónicas. Curiosamente, existe otro cuadro muy similar que ya ha sido reconocido como una obra original de Picasso, lo que aumenta las probabilidades de que este hallazgo también sea legítimo. No obstante, la autenticidad definitiva aún está sujeta a un proceso exhaustivo de análisis.
Uno de los avances más importantes en la validación del cuadro proviene de la grafóloga forense Cinzia Altieri, quien ha analizado la firma en el lienzo. Según su informe, la firma de Picasso es "autógrafa y atribuible a la mano del maestro", aunque subraya que no se pueden descartar pruebas adicionales que refuten esta conclusión.
Para garantizar un análisis exhaustivo de la obra, la Fundación Arcadia ha asumido un papel protagónico en el proceso. Bajo la dirección de su presidente de honor, Luca Gentile Canal Marcante, la fundación ha contratado al ingeniero florentino Maurizio Seracini, reconocido experto en análisis científico de obras de arte. Seracini es célebre por sus estudios en los campos de la química aplicada al arte, lo que ha aportado credibilidad y rigor al examen del cuadro.
El siguiente paso es presentar todos los análisis a la Administración Picasso, una entidad gestionada por la familia del artista y encargada de certificar la autenticidad de las obras, así como de administrar sus derechos de autor. Solo después de su revisión, el cuadro podrá ser oficialmente considerado parte del catálogo de Picasso, lo que podría elevar su valor hasta los 12 millones de euros, según estimaciones del medio italiano.
Para que una obra de arte atribuida a Pablo Picasso sea reconocida como auténtica, debe pasar por un riguroso proceso de validación. La Administración Picasso, compuesta por los descendientes del pintor, tiene la última palabra respecto a la certificación de la autenticidad de cualquier obra. Este comité se apoya en expertos en arte, grafología y estudios científicos que analizan tanto la firma como los materiales empleados en la creación del lienzo.
Además del análisis grafotécnico realizado por Altieri, el uso de tecnologías avanzadas como la espectrometría y otros métodos científicos resulta clave para determinar la autenticidad de pinturas atribuidas a maestros como Picasso. La intervención de Maurizio Seracini, con su experiencia en estudios químicos y científicos, será fundamental en este caso.