El ejército israelí llevó a cabo nuevos bombardeos contra Hezbolá en Líbano que dejaron casi 50 muertos el domingo, dos días después de haber asesinado al líder del movimiento islamista libanés, Hasán Nasralá, junto con decenas de otros miembros del grupo en otro ataque.
En otro frente, Israel dijo que golpeó objetivos de los rebeldes hutíes en el oeste de Yemen, después de que estos insurgentes proiraníes reivindicaran el lanzamiento de un misil contra el aeropuerto de Tel Aviv.
Estos bombardeos provocaron cuatro muertos, según medios de los rebeldes yemenitas.
"Ningún lugar está demasiado lejos" para Israel, advirtió el ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, tras los bombardeos.
Manteniendo la presión militar contra Hezbolá, una formación chiita proiraní, el ejército israelí indicó que golpeó 120 objetivos en Líbano.
Corresponsales de AFP escucharon una fuerte explosión y vieron columnas de humo brotando de los suburbios del sur de Beirut, bastión de Hezbolá, donde el viernes falleció Nasralá en un bombardeo israelí que arrasó edificios enteros.
El cuerpo del líder del movimiento libanés "fue encontrado el sábado y fue envuelto en un sudario", indicó una fuente cercana a la organización, precisando que todavía no se fijó la fecha del funeral.
En el sur de Líbano, 24 personas murieron en ataques cerca de Sidón, y en el este del país al menos 25 fallecieron, según el Ministerio libanés de Salud. En las últimas 48 horas, 14 rescatistas murieron en ataques israelíes, según la misma fuente.
El ejército israelí afirmó haber matado el viernes, junto con Nasralá, a más de 20 miembros de Hezbolá de diversos rangos presentes en el cuartel general subterráneo situado bajo edificios civiles.
Irán informó que un importante comandante de los Guardianes de la Revolución, el ejército ideológico de la República Islámica, también murió en el ataque del viernes. Su muerte "no quedará sin respuesta", advirtieron las autoridades iraníes.
Hezbolá, financiado y armado por Irán, fue creado en 1982 durante la guerra civil en Líbano, a iniciativa de los Guardianes de la Revolución de Irán.
La muerte de Nasralá, que era considerado el hombre más poderoso de Líbano, constituye una gran victoria de Israel frente a su archienemigo Irán y sus aliados, pero empuja a la región a terreno desconocido.
"Saldamos nuestras cuentas con el responsable del asesinato de innumerables israelíes y muchos ciudadanos de otros países", celebró el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
Nasralá, de 64 años, era venerado entre la comunidad chiita en Líbano. Líder de Hezbolá desde 1992, vivía en la clandestinidad desde hacía años y aparecía pocas veces en público.
Su primo Hashem Safieddine, figura destacada del poderoso movimiento proiraní, se perfila como su posible sucesor.
Pese a los ataques incesantes de Israel, Hezbolá continúa lanzando cohetes hacia territorio israelí.
El domingo, el ejército reportó que unos ocho proyectiles disparados desde Líbano cayeron en zonas deshabitadas del norte de Israel.
Al ser preguntado sobre las consecuencias para los civiles de los bombardeos israelíes en Gaza y Líbano, el papa Francisco respondió: "Un país que utiliza la fuerza para actuar de esta manera, sea el país que sea, que actúa de una manera tan excesiva, [se presta a] acciones inmorales".
Irán pidió por su parte una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de la ONU para evitar "una guerra total" en la región.
El primer ministro libanés, Najib Mikati, indicó que cerca de un millón de personas podrían haber sido desplazadas por los ataques israelíes en Líbano.
"Podría ser el mayor desplazamiento de población de la historia de Líbano", declaró.
Según la ONU, los bombardeos israelíes obligaron a huir a 50.000 personas de Líbano hacia Siria y más de 200.000 están desplazadas dentro del país.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) anunció el domingo una operación de emergencia para ayudar a un millón de personas afectadas por la violencia en Líbano.
"Si, en este momento, Hezbolá no responde con su arsenal de misiles de precisión de largo alcance, se deducirá que simplemente no tiene la capacidad", estimó Heiko Wimmen, especialista de International Crisis Group.
"O asistimos a una reacción sin precedentes de Hezbolá [...] o a su derrota total", añadió.
Hezbolá abrió un frente contra Israel en apoyo a su aliado Hamás en la guerra en la Franja de Gaza, desencadenada por el ataque del movimiento palestino en suelo israelí el 7 de octubre de 2023.
Tras un año de enfrentamientos transfronterizos, el ejército lanzó hace casi una semana una campaña de bombardeos masivos contra Hezbolá en Líbano.
Israel afirma que busca restablecer la seguridad en el norte del país, blanco de los disparos de Hezbolá, y permitir el regreso de decenas de miles de habitantes que huyeron de sus hogares.
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