En América Latina existe una riqueza natural incomparable, como es el caso de la palmera más alta del mundo, la cual obtuvo un título Guinness World Records. Pese a tener este reconocimiento mundial, la conservación de esta palmera sudamericana está en peligro debido a la deforestación, actividades agrícolas, la minería y fines religiosos.
Aunque la región reúne gran parte de la biodiversidad global, que no se encuentra en otra parte del planeta, enfrenta amenazas muy serias, causadas por el cambio climático, la contaminación y otras actividades humanas, por lo que es urgente el cuidado y preservación de estos valiosos ecosistemas.
Se trata de la palma de cera, cuyo nombre científico es Ceroxylon quindiuense, una especie de palma endémica. Esta palmera es la más alta del mundo y está en Colombia, específicamente en la Carbonera, ubicada en el valle del río Tochecito, una región cafetera del país. Anteriormente, se creía que la palma de cera era el árbol más grande del mundo; sin embargo, en la actualidad, se conoce que no es así.
En conformidad con el Observatorio de Bogotá, es posible que la palma de cera alcance los 60 metros y, algunas veces, hasta los 80 metros, dimensión poco común para una palma. Así como su altura, su longevidad también es un dato muy resaltante, ya que podría llegar a los 200 años.
A unos 300 km (185 millas) al oeste de Bogotá, capital de Colombia, las palmas de cera se hallan distribuidas en la región andina, en los departamentos de Quindío, Risaralda, Caldas y Tolima; en este último está albergada la mayoría de palmas conservadas. La base de datos Naturalista indica que esta planta también habita en el Valle de Cocora y el Valle del Cauca.
Es así que, bajo el liderazgo del botánico Rodrigo Bernal, un grupo de expertos en palmeras midió las palmas de cera en 2017 y descubrió que esta se lleva el récord Guinness como la palmera más alta del mundo. De acuerdo con la página oficial de Guinness World Records, esta planta llegó a tener una altura entre 57,1 metros y 59,2 metros.
Muchas décadas antes del reconocimiento mundial, el Gobierno colombiano proclamó la palma de cera como árbol nacional en 1985 y, actualmente, la palma de cera es un símbolo de resistencia. Según lo explicado por Fabián Sanabria, antropólogo y doctor en Sociología, esta declaración se realizó debido a que "la palma de la cera se caracteriza por su capacidad de persistir y durar".
Por la presencia de las FARC en la cuenca del río Tochecito —quienes tenían el control de estas tierras—, los investigadores no podían acceder, por lo que su exploración para estudiar la flora y fauna de la zona fue impedida. No obstante, esta misma presencia ayudó en la conservación de las palmas de cera, puesto que las protegió de las actividades agrícolas que han afectado sus poblaciones en otras áreas de Colombia.
Luego de firmar un acuerdo de paz con el Gobierno, 13.000 integrantes de las FARC abandonaron Tochecito en 2016, lo cual hizo que la minería pueda ingresar fácilmente y, sumado a la actividades agrícolas, la subsistencia de la palma de cera en esta parte del país se puso en peligro. Asimismo, otro motivo de disminución de esta planta es el uso de sus hojas para fines religiosos, dado que se talaban para fabricar velas.
La notoria disminución de la palma de cera ha llevado a las autoridades de Colombia a tomar medidas de conservación para preservar y proteger este símbolo nacional que está amenazado en todo el país.