En el octógono intercambian puñetazos y patadas. El espíritu de pelea está ahí, pero las esperanzas de ganar títulos y premios se han evaporado brutalmente desde que las autoridades talibanas que gobiernan Afganistán decidieron prohibir las Artes Marciales Mixtas (MMA).
Para los talibanes, la práctica profesional y sin protección del MMA es violenta e incompatible con el Islam.
Esta decisión pone fin a muchos sueños en un país que cuenta con varios campeones internacionales en esta disciplina, que combina reglas y técnicas de varios deportes de contacto, como la lucha, el judo y el boxeo.
Khalil Rahman (21 años) deseaba "llevar los colores de Afganistán por todo el mundo" con el MMA, al punto que cuando un amigo le comunicó la prohibición de los talibanes, no le creyó.
Desde el regreso al poder de los talibanes en 2021, luego de años de insurrección armada y de numerosos ataques mortíferos, las autoridades talibanes aplican una interpretación extremadamente rigurosa de la ley islámica y no cesan de multiplicar las prohibiciones.
A finales de agosto, concluyeron tras analizar su práctica que el MMA "era contraria a la sharia" (ley islámica).
Sin embargo, algunos responsables deportivos afganos aseguraron a la AFP, cubiertos por el anonimato, que en la resolución de las autoridades deja zonas grises.
La orden transmitida por la policía del ministerio de Propaganda de la Virtud y de la Prevención del Vicio (PVPV) "es difusa" y que "la dirección de deportes ha pedido precisiones", indicó esta fuente, que por el momento no se pronuncia sobre la medida a la espera de las explicaciones solicitadas a las autoridades.
Esta falta de claridad da esperanzas a los adeptos del MMA en Kabul, como Mohammed Wassim Qayumi, quien se muestra dispuesto a participar en combates amateurs y a modificar la práctica de este deporte.
"Si el combate libre (sin protecciones) se prohíbe, entonces me pondré un casco y protecciones y continuaré practicándolo así", dice.
El MMA es una práctica muy implantada en Afganistán y varios luchadores afganos ya han destacado en el campeonato más célebre del mundo, el Ultimate Fighting Championship (UFC) norteamericano.
Qayumi tiene una explicación para este éxito: "A los afganos nos gusta pelear, por eso el MMA gusta tanto".
Aunque la reciente prohibición permitiese el entrenamiento amateur, la medida podría conllevar un descenso en la frecuentación de los octógonos.
Bilal Fazli, que se entrena en un club de Kabul, asegura que ya se ha constatado una bajada en el número de practicantes.
"Tienen miedo", asegura, ya que las autoridades afganas ya han prohibido el deporte femenino, regulado las competiciones de 'body-building', impuesto uniformes más amplios y que cubran más partes del cuerpo, así como aumentado el poder discrecional de la policía de la moral.
"Más le convendría al gobierno hacer algo por lo más pobres que prohibir el deporte", se queja Fazli mientras da puñetazos a los guantes de su entrenador.
"No sé qué hacer; no tenemos trabajo y si además no podemos hacer el deporte que amamos nos iremos del país", concluye este joven de 21 años.
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