El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) recibió a mediados de este año la venia del Congreso para modificar la senda del déficit fiscal y permitirle al Gobierno de Dina Boluarte gastar más dinero del que se dispone.
En el 2023 —marcado por la recesión, el déficit—, la diferencia entre los ingresos y el gasto fue de 2,8%. En un principio se estimaba una tasa de 2,4%, pero se rompió la regla fiscal. Para el corriente debió ubicarse en 2,0% del PBI, mas el MEF fue autorizado a estirarlo a 2,8%.
Ya el presidente del Consejo Fiscal, Alonso Segura, ha advertido a La República que es “algo inédito” romper la regla fiscal por dos años consecutivos; y desde el mercado internacional ya vino la primera advertencia: Fitch Ratings estima un déficit más laxo para este 2024.
A través de un comunicado, la calificadora de riesgo prevé que el déficit fiscal será de 3,4% del PBI, muy por encima de lo que espera la cartera liderada por José Arista Arbildo; y recuerdan que a julio del corriente se sitúa en 4,1% del PBI.
“Perú no alcanzará su meta de la regla fiscal por segundo año consecutivo. La recuperación de los ingresos podría seguir rezagada respecto del crecimiento del gasto, dado el aumento de los salarios, los costos de la deuda, el gasto en bienes y servicios y la inversión pública”, detalló la agencia.
El deslizamiento fiscal continuo podría aumentar sostenidamente la ratio de deuda pública —respecto al PBI— en el mediano plazo y perjudicaría su trayectoria, según Fitch.
Vale anotar que en la pandemia se suspendió el cumplimiento de la regla fiscal para atender las necesidades del país, mas en 2022 se reanudó la adhesión a este marco —y posteriormente, en 2023 se incumplió por la recesión, crisis social y anomalías climáticas extremas que lastraron actividades productivas—.
Ahora se espera que el déficit retome al rango del 1% del PBI recién en 2028. Aquí, el Consejo Fiscal alega que se está cargando “prácticamente todo el paso de la consolidación fiscal al siguiente gobierno (del 2026)”.
“El Gobierno viene metiendo gasto y gasto, y el Congreso también; pero es el Gobierno el que maneja la hacienda pública y sabiendo lo que pasa con los ingresos insiste con el gasto y pone en riesgo el cumplimiento. Eso erosiona la credibilidad fiscal del país”, comentó a esta casa periodística Alonso Segura hace unos días.
En esa línea, el director de Phase Consultores, Juan Carlos Odar, considera “preocupante” que se incumpla la regla fiscal por dos años consecutivos, ya que “no hay una razón forzosa o extrema” que haya llevado a relajar las metas del déficit.
“Se va a gastar más dinero del que se tiene y revela un problema estructural: dejarle el ajuste a un gobierno del que no tenemos idea de cómo será”, anotó Odar en referencia al eventual reemplazo de Boluarte en la presidencia hacia 2026.
La nota crediticia del Perú, para Fitch Ratings, es de BBB: el penúltimo escalón antes de perder el grado de inversión y pasar al grado especulativo. Además, la perspectiva también es negativa. La incertidumbre política amenaza la reputación de nuestro mercado.
Al respecto, Segura recordó que, de continuarse quebrando la regla fiscal, se podrían sufrir nuevas rebajas de las clasificaciones crediticias. Fitch concluye que con el deterioro de la gobernanza por la débil estabilidad política, “es difícil cumplir con los objetivos de la regla fiscal modificada más allá del 2024”.
Fitch considera que los supuestos del régimen de Boluarte sobre la economía “son optimistas”, y anotan que el crecimiento volverá a su tasa de alrededor del 2,5% después del 2024. Además, sostienen que el consumo privado ha tenido dificultades a pesar de los menores costos de endeudamiento y la inflación.
Sobre la inversión privada —motor del PBI, que abarca el 80% de la inversión total—, consideran que se podría ver obstaculizada por “la persistente alta incertidumbre política” y poca efectividad del Gobierno. Y de elevar el apoyo a Petroperú, podrían crearse “riesgos derivados”.