China decidió cerrar su programa de adopciones internacionales el 28 de agosto de 2024, según anunció el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Mao Ning. Esta medida pone fin a más de tres décadas en las que familias de todo el mundo adoptaban niños chinos. Este cambio coincide con el fuerte descenso de la tasa de natalidad en el país.
En sus declaraciones, Mao Ning afirmó que la decisión está alineada con las "tendencias internacionales". Sin embargo, expertos como el demógrafo Yi Fuxian, de la Universidad de Wisconsin-Madison, destacan que el trasfondo real es la nueva visión de China sobre su población infantil.
La decisión de poner fin al programa de adopciones internacionales está directamente relacionada con la baja tasa de natalidad de China. El país, que anteriormente veía a los recién nacidos como una carga debido a su política del 'hijo único', ha cambiado su perspectiva.
Actualmente, con una de las tasas de fertilidad más bajas del mundo, el Gobierno considera a los recién nacidos un "recurso" vital para su futuro demográfico, según Fuxian. "Anteriormente, ellos (el Gobierno chino) veían a un recién nacido como una carga, ahora lo ven como un recurso", indicó el demógrafo.
El programa de adopciones se introdujo en 1992, cuando China luchaba por controlar su rápido crecimiento poblacional. Con la política del 'hijo único', muchas familias se vieron obligadas a abandonar a sus hijos, especialmente a niñas o bebés con discapacidades. En consecuencia, más de 160.000 niños fueron adoptados internacionalmente, principalmente por familias de Estados Unidos.
El descenso de la natalidad ha sido dramático en los últimos años. En 2023, los nacimientos cayeron un 5,7% y alcanzaron solo nueve millones. Además, la tasa de natalidad tocó un mínimo histórico de 6,39 nacimientos por cada 1.000 personas. Pese a que en 2016 se eliminó la política de 'hijo único', el incentivo de tener más hijos no ha sido efectivo. El alto costo de vida y el futuro incierto son factores que disuaden a muchas mujeres jóvenes chinas de tener más hijos.
El cierre del programa de adopciones internacionales refleja esta preocupación demográfica. Según Yi Fuxian, “anteriormente, el Gobierno veía a la población como una carga, pero ahora la percibe como un recurso”. Este cambio de mentalidad ha impulsado la prioridad de las adopciones nacionales, que hoy representan el 90% de los casos en el país.
Para las familias extranjeras que han estado esperando durante años completar el proceso de adopción, el futuro es incierto. Durante la pandemia, China suspendió las adopciones internacionales y, desde 2020, el número de niños adoptados por familias estadounidenses ha caído drásticamente. En 2022, solo 16 niños chinos fueron adoptados en Estados Unidos, según datos oficiales.
Las autoridades han anunciado que solo se tramitarán casos excepcionales, como aquellos de consanguineidad. Sin embargo, muchas familias han expresado su frustración por el retraso prolongado y la falta de claridad sobre el futuro de las solicitudes pendientes.
El impacto en los niños que esperaban ser adoptados también es significativo. Informes anónimos en redes sociales chinas indican que algunos de estos niños habían establecido vínculos con sus familias adoptivas, ya que recibían regalos y mantenían videollamadas. Sin embargo, todo ese contacto se ha interrumpido tras la cancelación del programa.
China, al priorizar las adopciones nacionales, busca mantener a estos niños dentro de sus fronteras en un esfuerzo por estabilizar su situación demográfica. Mientras tanto, las familias extranjeras que esperaban acoger a un niño chino continúan en un limbo legal, sin respuestas claras de las autoridades.
