La importancia del capitán Culebra y del peritaje de sus audios es grande. El policía está manteniendo a Palacio y al Ministerio de Interior entre la espada y la pared. Este es uno de esos casos en que la verdad puede decidir el futuro de la política. ¿Por qué está actuando así el oficial PNP Izquierdo (a) Culebra?
El móvil para empezar a grabar al ministro no es convincente: Santiváñez estaba oscilando en el tema de la Diviac, dice. Como si hubiera habido una temprana intuición de que el ministro se lanzaría contra el equipo policial. ¿Qué se podía hacer con esas grabaciones? Por lo pronto presionar al Gobierno a favor de la Diviac.
El otro objetivo de Culebra puede haber sido avanzar hacia el derrocamiento del Gobierno, desde algo así como una alianza policía-fiscalía. El caso del automóvil presidencial es más riesgoso para Dina Boluarte que las denuncias ante la CIDH, y abre la perspectiva de plazos más cortos. Derrocamiento al 100% o debilitamiento creciente por etapas.
Luego puede estar funcionando en Culebra una urgencia de salvar el pellejo, demostrando capacidad de respuesta ante la persecución. A eso corresponde la insistencia en que los audios son genuinos. Algo que trae implícita la idea de que hay más denuncias, obtenidas en el mismo lugar. Son los sacrificios humanos de los domingos en TV.
¿Ha podido Culebra falsificar los audios, como plantea Santiváñez? Probablemente no. ¿Puede hacerlos autentificar? Probablemente sí. El ministro tiene que demostrar la falsedad, y no lo ha podido hacer todavía. Es claro que la atacada fiscalía ya le está creyendo a Culebra. Las investigaciones han comenzado.
Culebra está metido en un juego peligroso. Se ha creado enemigos con un poder amplio y real. ¿Quién lo puede proteger? Un sector es la fiscalía. Otro el espíritu de cuerpo de la PNP. Quizás algún partido con capacidad opositora y ganas de ejercerla. No es una lista muy fuerte. Culebra puede ser avasallado.
¿Quién tiene los audios? ¿Ya existe una argumentación legal con base en su autenticidad? No descartemos que este caso se desmorone en la indiferencia. Pero la falsa fuga de Cerrón ya no va a ser la misma. Con Culebra rondando, aquí todo empieza a oler a expulsión del paraíso.
