La votación en las elecciones presidenciales argelinas terminó este sábado y el jefe de Estado saliente Abdelmadjid Tebboune, que busca un segundo mandato, es el gran favorito.
Las oficinas de votación cerraron a las 20H00 (19H00 GMT), una hora más de lo previsto.
A las 17H00 (16H00 GMT), la tasa de participación fue de 26,46%, en baja de siete puntos con relación a 2019 (33,06%), según la autoridad electoral Anie.
Abdelmadjid Tebboune espera obtener un segundo mandato después de multiplicar las promesas de mejoras económicas.
Más de 24 millones de argelinos estaban convocados a las urnas. Los primeros resultados se esperan la noche del sábado, y el anuncio oficial se prevé a más tardar el domingo.
"El vencedor se conoce por adelantado", dado "el perfil", el "número inusualmente reducido" de rivales y "las condiciones en que se desarrolló la campaña electoral, que no es más que una comedia", consideró en Facebook Mohamed Hennad, un experto en ciencias políticas.
El presidente saliente, de 78 años, afronta dos rivales poco conocidos.
El primero es Abdelaali Hassani, ingeniero de obras públicas de 57 años, líder del principal partido islamista, el Movimiento Sociedad por la Paz (MSP).
El otro es Youcef Aouchiche, de 41 años, experiodista y senador, líder del Frente de Fuerzas Socialistas (FFS), un partido histórico de oposición con fuerte presencia en la región de Cabilia, en el norte.
Tebboune cuenta con el apoyo de cuatro importantes formaciones, incluyendo al que fuera antaño el partido único, el Frente de Liberación Nacional (FLN), y el movimiento islamista El Bina.
Así que la principal pregunta está en la participación, después de que en los comicios de diciembre de 2019 la abstención alcanzara el 60%, en pleno auge del movimiento de protesta conocido como Hirak, en pos de un cambio de sistema.
"El presidente quiere una participación importante. Es lo primero que hay en juego. No ha olvidado que en 2019 fue electo con un porcentaje flojo", del 58%, destaca en declaraciones a AFP Hasni Abidi, del centro de estudios Cermam, en Ginebra.
El movimiento Hirak había logrado en abril de 2019 expulsar del poder, con el apoyo del ejército, al predecesor de Tebboune, Abdelaziz Bouteflika, tras 20 años de presidencia.
En medio de una campaña que levantó poco entusiasmo popular, los tres candidatos centraron su discurso en las cuestiones socioeconómicas, prometiendo mejorar el poder adquisitivo y levantar la economía del mayor exportador de gas natural de África, que debe a los hidrocarburos el 95% de sus ingresos en divisa extranjera.
En política exterior, los tres candidatos reiteraron su apoyo a la causa palestina y a la del Sáhara Occidental.
Argelia ha apoyado históricamente al Frente Polisario, que propugna la independencia saharaui frente a un Marruecos que controla la mayor parte de este territorio desde hace casi cinco décadas.
Ayudado por los ingresos del gas, Tebboune prometió revalorizar salarios y pensiones, inversiones, dos millones de viviendas nuevas y 450.000 empleos adicionales, para hacer de Argelia "la segunda economía de África".
Tebboune afirma que su primer quinquenato se vio frenado por la pandemia del covid-19 y la corrupción de su predecesor, del que fue varias veces ministro.
Sus rivales prometen mayores libertades. El candidato del FFS se compromete si gana a "liberar a los presos de conciencia mediante una amnistía y a reexaminar leyes injustas" sobre terrorismo y medios de comunicación. El candidato del MSP propugna "el respeto de las libertades, que fueron reducidas a la nada".
Según Abidi, el balance de Tebboune acusa "un déficit de democracia" que podría perjudicarlo durante un segundo mandato.
Amnistía Internacional acusó esta semana al poder argelino de seguir "ahogando el espacio cívico, manteniendo su severa represión de los derechos humanos" a golpe de "nuevas detenciones arbitrarias" y con "un enfoque de tolerancia cero respecto a las opiniones disidentes".
Según el Comité Nacional para la Liberación de Presos, decenas de personas vinculadas al movimiento de protesta Hirak o comprometidas con la defensa de las libertades continúan encarceladas o son víctimas de persecución.