Durante décadas ha existido la idea de que los celulares podrían causar algún tipo de cáncer. Diversos estudios señalan que es posible debido a la radiación que emiten y porque suelen usarse pegados a la cabeza para contestar llamadas (si no hay audífonos). A la vez, también hay expertos que niegan este peligro. Ante la ilimitada demanda de los teléfonos móviles, la Organización Mundial de la Salud (OMS) encargó una investigación exhaustiva para descubrir si, realmente, están relacionados con algún tipo de riesgo cancerígeno para el cerebro.
Tras la revisión de más de 5.000 documentos sobre la relación de celulares con el riesgo de cáncer, el estudio fue publicado en la revista científica Environment International, el último 3 de septiembre.
La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), una entidad de la OMS, clasificó en 2011 la radiación emitida por los teléfonos móviles como “posiblemente cancerígena para los seres humanos”. Ello generó preocupación a nivel global, ya que se basaba en estudios observacionales que mostraban un aparente aumento en el riesgo de cáncer cerebral entre personas que reportaron un uso prolongado del celular. Sin embargo, los estudios tenían limitaciones, como posibles errores en la forma en que los participantes recordaban la cantidad de uso de sus dispositivos.
La reciente revisión publicada por la OMS analizó un conjunto de estudios más amplio y actual. Los resultados confirmaron que no hay evidencia sólida que vincule la radiación emitida por los celulares con un aumento en el riesgo de cáncer cerebral.
Los estudios incluidos en esta revisión abordaron errores comunes de investigaciones previas, como el sesgo de memoria de los participantes, y utilizaron métodos más robustos para medir la exposición a la radiación y su posible relación con la salud.
Además, el tipo de radiación emitida por los teléfonos móviles no es ionizante, lo que significa que no tiene la energía suficiente para romper enlaces químicos en las células o el ADN humano. Esto ha sido un punto crucial para los científicos, quienes sostienen que, a diferencia de otros tipos de radiación, como la ultravioleta o los rayos X, la de los celulares no tiene el potencial de generar mutaciones que podrían llevar al desarrollo de tumores.
Si bien los estudios más recientes han confirmado que la radiación emitida por los celulares no está vinculada al cáncer cerebral, es probable que persistan ciertas dudas sobre otros posibles efectos para la salud. La preocupación por el uso excesivo de los celulares se ha trasladado a otros aspectos, como los trastornos del sueño, la fatiga visual y los problemas de concentración. No obstante, estos impactos están más relacionados con el uso prolongado del dispositivo en actividades como el uso de redes sociales o la exposición continua a pantallas brillantes, y no con la radiación en sí.
Además, algunos organismos de salud recomiendan seguir ciertos lineamientos de precaución, como el uso de auriculares o activar el altavoz para reducir la exposición directa a la cabeza. Estos consejos se basan en recomendaciones generales para disminuir cualquier tipo de exposición innecesaria a las ondas de radio, incluso cuando los estudios no indican un peligro real para la salud.