Las sopas con verduras tienen una relevancia más que importante en el mundo gastronómico, destacándose, entre ellas, una con origen en un país de América Latina. Dentro de este ámbito, la nación latina logró posicionar esta receta, según el informe internacional realizado por Taste Atlas. Este reconocimiento resalta el valor de los ingredientes frescos y autóctonos que componen la cocina latinoamericana.
Dentro del ranking realizado por Taste Atlas, que lleva el nombre de 100 Best Vegetable Soups in the World, hasta 3 recetas provenientes de América Latina lograron resaltarse en el top 10. Estas sopas, de orígenes latinos, ocuparon el primer, cuarto y noveno puesto entre más de 100 platos.
La Sopa Tarasca, originaria de Michoacán, México, fue reconocida como una de las mejores sopas de verduras del mundo por Taste Atlas. Este platillo típico destaca por su combinación de ingredientes locales como el jitomate, frijoles, chile pasilla y tortillas fritas, que le dan un sabor característico y lleno de tradición. Esta sopa es un ejemplo de la gastronomía mexicana y el aprovechamiento de ingredientes sencillos.
A nivel internacional, la Sopa Tarasca superó en las listas a otras sopas de verduras renombradas —Mercimek çorbası, de Turquía, y Sopa checa de ajo, de República Checa— con una calificación espectacular de 4.6 estrellas, siendo el platillo de mayor calidad dentro de las preparaciones de vegetales.
La Sopa Tarasca tiene su origen en el estado de Michoacán, cuna del pueblo purépecha, una de las civilizaciones precolombinas más importantes de Mesoamérica. Este grupo existió desde el siglo XII hasta el XVI, pero en 1530 fueron sometidos por los conquistadores españoles, quienes les dieron el nombre de "tarascos", de donde deriva el nombre de la sopa.
Aunque el platillo tiene raíces profundas en las tradiciones indígenas, su nombre actual fue impuesto durante la colonización. La sopa de frijoles, uno de los ingredientes clave de la dieta purépecha, se preparaba junto con jitomates en un sencillo caldo de pollo, complementado con otros ingredientes autóctonos como los chiles, que fueron introducidos al mundo por las culturas mesoamericanas.
Aunque su origen se remonta a épocas anteriores a 1100, el nombre "Tarasca" fue adoptado tras la conquista española, lo que evidencia cómo la fusión cultural entre indígenas y colonizadores influyó también en la denominación y evolución de este emblemático platillo.
La Sopa Tarasca, originaria de Michoacán, México, se elabora con una combinación de ingredientes tradicionales: . Además, se suele acompañar con crema, queso fresco desmenuzado y, en algunas ocasiones, con rodajas de aguacate o chicharrón para darle una textura crujiente y un toque extra de sabor.
La preparación de la Sopa Tarasca comienza sofriendo el jitomate, la cebolla y el ajo, para luego licuar esta mezcla con los frijoles cocidos y un poco de caldo. Esta mezcla se cuece a fuego lento, añadiendo chile pasilla previamente dorado y triturado, lo que le da el característico sabor ahumado y un ligero toque picante. Una vez que la sopa ha hervido, se sirve acompañada de las tortillas fritas, queso fresco y crema.