Perú extendió su legado más allá de sus fronteras, estableciendo una presencia científica en la Antártida con la creación de la Estación Científica 'Machu Picchu' (ECAMP). Fundada en 1989 en la isla Rey Jorge, esta estación fue bautizada con el nombre del emblemático sitio arqueológico, y una piedra de la famosa ciudadela incaica fue llevada simbólicamente para su construcción.
La importancia de esta base científica radica en el papel clave que desempeña en investigaciones sobre cambio climático, biodiversidad marina y estudios geofísicos, colaborando con otras estaciones internacionales en una de las zonas más inhóspitas del planeta.
Ubicada en las Islas Shetland del Sur, ECAMP cuenta con 11 módulos que pueden albergar hasta 43 personas durante el verano austral, periodo en el que se desarrollan las principales investigaciones. A lo largo de sus 35 años de funcionamiento, esta estación permitió a Perú participar en estudios de gran relevancia global, como el análisis del krill, un organismo clave para el ecosistema marino antártico.
En los años 1988 y 1989, Perú consolidó la construcción de la Estación Científica Antártica 'Machu Picchu' (ECAMP), reafirmando su compromiso con la investigación en el continente blanco. Este proyecto se concretó en el marco de la Primera Expedición Peruana a la Antártida, y desde entonces, la estación es un símbolo de la participación científica del país en la Antártida.
Ubicada en la ensenada Mackellar de la isla Rey Jorge, en las Islas Shetland del Sur, la ECAMP comparte espacio con bases de otros países como . Las coordenadas geográficas de la estación son 62°05.5' latitud Sur y 58°28.5' longitud Oeste, lo que la sitúa en una de las zonas más estratégicas para la investigación en la Antártida.
Los módulos de la estación incluyen áreas de habitabilidad, cocina, laboratorios, mantenimiento, y almacenamiento de vehículos, entre otros. Además, la ECAMP tiene un fuerte vínculo simbólico con 'Machu Picchu', ya que la primera piedra utilizada en su construcción fue traída de la ciudad inca.
Entre las áreas de investigación más relevantes se encuentra el estudio del krill antártico, un pequeño crustáceo de apenas 3 centímetros de largo que es fundamental en la cadena alimenticia del ecosistema polar. El krill sirve de alimento para numerosas especies, como focas, ballenas, pingüinos y aves marinas, lo que subraya su importancia en la estabilidad ecológica de la región.
Cabe indicar que ECAMP también realiza investigaciones en diversos campos como la oceanografía, la geología, la meteorología y la tecnología satelital, con la finalidad de resolver dudas en torno a los fenómenos globales. Dentro de los estudios resalta el análisis del hielo antártico y la diversidad de especies en el fondo marino, áreas claves que buscan entender mejor los cambios en los ecosistemas polares.
La labor científica peruana en la ECAMP también incluye investigaciones paleoclimáticas, astronómicas y de energías alternativas aplicadas a la región antártica, destacando el uso de tecnología satelital para monitorear fenómenos meteorológicos y geofísicos.
Las expediciones científicas peruanas a la Antártida se apoyan principalmente en el B.A.P. Carrasco, un buque de la Armada Peruana construido en España y dueño de la capacidad polar más avanzado de la región del Pacífico. Este navío es esencial para el transporte de personal y material científico hacia la Estación Científica Machu Picchu (ECAMP), pues cuenta con la capacidad para albergar hasta 110 personas y una autonomía de 51 días.
El buque está equipado con modernos laboratorios para estudios hidrográficos, químicos, oceanográficos y geológicos marinos, siendo su más reciente expedición a la Trigésima Campaña Científica del Perú a la Antártida (ANTAR XXX), zarpó el 19 de enero de 2024 y duró un total de 70 días.