El nivel de protección del que goza Vladimir Cerrón, quien lleva 333 días prófugo de la justicia, ha sido siempre materia de especulación. Algunos medios de comunicación incluso han acreditado extrañas situaciones ocurridas durante los operativos policiales para su captura. La presencia de un auto oficial con placas del Palacio de Gobierno en las inmediaciones de la casa de playa que probablemente acogía al prófugo es la más saltante. También, La República acreditó la falta consistente de inteligencia policial, seguimientos y detección y ubicación del objetivo, antes de los operativos, pese a que se trata de protocolos que son comunes en esta clase de persecuciones.
Lo que ayer se pudo conocer son unos audios en los que un personaje clave; es decir, el ministro del Interior, sostiene que existe protección del más alto nivel para Cerrón en Palacio de Gobierno y que incluso un auto oficial, del denominado cofre presidencial integrado por el vehículo que traslada a la mandataria y la escolta designada, auxilió al dirigente de Perú Libre en su huida de una casa de playa en el sur, que estaba siendo intervenida, lo cual ya supera el límite de la especulación y pasa a constituir materia para una investigación fiscal.
Como era presumible, los denunciados niegan los hechos y los minimizan. Y los socios de la coalición autoritaria que gobierna: Fuerza Popular, APP, Avanza País, Perú Libre, entre otros, piden peritajes e investigación, pero no mueven ni un dedo para que se determine el hecho revelado en los audios entregados a la Fiscalía y que se exija, sin dilaciones, la censura del inoperante ministro del Interior, más preocupado en cerrar la Diviac que en atender las exigencias de su portafolio, que básicamente consisten en darle seguridad a la ciudadanía y garantizar que las operaciones policiales cumplan sus objetivos.
El escándalo de los audios no va a taparse con los 200.000 soles que se ofrece a quien señale el paradero de Vladimir Cerrón, el prófugo menos buscado y mejor protegido del país.