Jorge Hugo Jhoncon Kooyip, biólogo, docente principal e investigador de la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle (La Cantuta), ha desarrollado una galleta que busca combatir la anemia en los niños de todo el país. Se trata de un nuevo producto a base de anchoveta, enriquecido con granos altoandinos como la kiwicha, maca y la quinua.
"Obtuve una maestría y doctorado en Ciencias de la Agricultura. Trabajo en la Universidad Nacional de Educción desde el año 1981. Durante la época de Sendero Luminoso, migré a China y Japón para alejarme de la violencia que se vivía en esos momentos", contó en conversación exclusiva con La República.
"En el transcurso de ese tiempo, vimos la necesidad de resolver un problema que era la anemia infantil y la desnutrición. En el sector educación, entendí que había cinco ejes que había que trabajar. Uno de ellos era la educación ambiental, la otra la educación financiera, la educación en salud, educación ambiental", agregó.
Luego de varios años de investigación científica, el maestro empezó a desarrollar la galleta antianémica. Si bien en un primer momento pensó en ejecutar este proyecto solo con base en cereales que se producen en lo más alto de los Andes peruanos, también consideró uno de los productos marinos más importantes del país: la anchoveta.
"En el 2017, empezamos a trabajar el tema de la anemia desarrollando productos con base en granos altoandinos como la kiwicha o la maca, buscando una fuente que asegure resolver de forma mucho más rápida el tema de la anemia", indicó.
"Encontramos la sangrecita, la remolacha o la beterraga, pero nosotros tenemos un recurso marino que es el pescado. Específicamente, el emblema de nuestra industria pesquera, estaba la anchoveta. La cantidad de ácidos grasos de la anchoveta, omega-3 y 6, causaba rechazo entre los estudiantes", apuntó.
Para resolver esta problemática y facilitar la absorción de los nutrientes, el maestro aplicó un procedimiento para descomponer las proteínas de la anchoveta en sus formas básicas, es decir en aminoácidos.
"Las proteínas de la anchoveta están enteras, lo cual hace difícil que un niño con anemia lo pueda absorber. Entonces, lo que hicimos nosotros fue aplicar un poco de tecnología, recogiendo experiencias en relación con enzimas que hacían que las proteínas se degraden en sus componentes, que son los aminoácidos, libres y péptidos", explicó.
"Esto hacía que la anchoveta sea mucho más fácil de digerir, pero esa tecnología está recién a nivel de escalamiento. Así nosotros logramos obtener este material, que lo llamamos hidrolizado enzimático de anchoveta", aclaró.
La galleta antianemia basada en anchoveta ya ha sido probada por niños de diferentes provincias del país. El docente Jorge Jhoncon afirma que no tiene sabor a pescado y que, incluso, se le puede aplicar sabor a todo tipo de frutas, como la maracuyá o el chocolate.
"Lo hemos probado en mercados, colegios de Chorrillos, de Cañete, de San Mateo de Matucana, Llaullos. Los niños lo aprecian bastante porque la concentración que uno aplica en la fórmula hace que no se sienta el sabor de la anchoveta", comenta. "El nivel de proteínas que tiene la anchoveta es insuperable", agrega el docente.
En este sentido, este 18 de septiembre el maestro presentará el nuevo producto científico en el auditorio principal de La Cantuta ante toda la comunidad científica, con la esperanza de que pueda ser reproducida y masificada a nivel nacional.
"No solo vamos a presentar la galleta, sino también otros productos con base en la anchoveta, como un filete en una crema de ají, en aceite de oliva, en una concentración de sal que impida su deterioro", concluye.
La Encuesta Nacional de Demografía y Salud (ENDES) 2024-I, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), ha revelado datos alarmantes sobre la nutrición y salud en el país. El hallazgo más preocupante es el notable aumento en los índices de desnutrición crónica infantil, que ha escalado del 11,5% al 12,2% entre los niños menores de cinco años.
Este incremento resalta las graves desigualdades en el acceso a alimentos nutritivos, con la desnutrición crónica infantil (DCI) no limitándose a las zonas rurales, sino también afectando a áreas urbanas. Estas cifras representan una situación que no se había registrado desde 2019, subrayando la urgencia de abordar esta crisis de salud pública con medidas efectivas.
Jessica Huamán, decana del Colegio de Nutricionistas de Lima, afirma que la desnutrición crónica infantil (DCI) es un problema complejo que se ve afectado por múltiples factores. Uno de los principales es la falta de acceso a alimentos ricos en proteínas, como carnes y derivados, lo que contribuye significativamente al aumento de esta enfermedad. Este problema no se limita a las zonas rurales, sino que también se manifiesta en las áreas urbanas del país, evidenciando la extensión y la gravedad de esta crisis de salud pública.