Unos tres mil comerciantes al menudeo, chóferes y estudiantes universitarios marcharon este lunes en Santa Cruz, región opositora y la más próspera de Bolivia, en protesta por la escasez de dólares y combustibles.
Los manifestantes llevaban banderas bolivianas rojo, amarillo y verde, y de la región, verde y blanca. Algunos portaban pancartas que decían "no hay dólares" y "no hay diésel".
La marcha recorrió de manera pacífica las principales calles y avenidas de Santa Cruz para terminar en la plaza de Armas.
Fernando Larach, presidente del poderoso conglomerado civil-empresarial Comité Cívico de Santa Cruz, explicó que las instituciones salieron a las calles "para protestar ante la desatención del gobierno por el tema de dólares y la falta de combustible".
Santa Cruz, la más poblada de Bolivia, es además bastión de la oposición de derecha.
Acotó que también protestan por el reciente informe de población del estatal Instituto Nacional de Estadísticas (INE) que -dijo- asigna menos habitantes a Santa Cruz que los proyectados en años anteriores.
El dato del INE es clave en Bolivia para la distribución de recursos económicos estatales y la reasignación de escaños parlamentarios entre los nueve departamentos del país.
Laura Franco, dirigente de los comerciantes al menudeo, dijo a la AFP que la escasez de combustibles y dólares "se ha traducido en la falta de empleo (y) en profundizar una crisis económica".
En La Paz también se registraron marchas de comerciantes al menudeo.
El gobernante Movimiento Al Socialismo (MAS) de Santa Cruz aseguró, en respuesta, que las movilizaciones buscan desestabilizar la democracia. "Esto es un boicot para después hacer un golpe de Estado en Bolivia y vamos a salir en contramarchas (a las calles) para defender al gobierno", dijo el dirigente del MAS, Miguel Delgadillo.
La escasez de gasolina y diésel es recurrente casi cada dos meses en Bolivia. El gobierno subvenciona la importación de combustibles. En 2023 destinó 1.100 millones de dólares y para 2024 presupuestó 1.408 millones.
Bolivia compra a países vecinos el litro de gasolina a 0,86 dólares y lo vende localmente a 0,53 dólares.
Ese gasto significó una profunda caída de sus reservas internacionales. Junto a la gasolina y el diésel, los bolivianos también sufren por la falta de dólares en el sistema financiero privado.
En el mercado negro la divisa se cotiza un 50% por encima del precio oficial.