Cada mañana, la doctora Sofía Cáceres viaja una hora desde donde vive hasta el puesto de salud Buenavista, en el distrito de Lircay, provincia de Angaraes, Huancavelica. Allí está cumpliendo su Servicio Rural y Urbano Marginal en Salud (Serums) desde mayo pasado y debe lidiar con que no hay servicio de luz, internet o señal telefónica gran parte del día.
Trabaja junto con una técnica de enfermería y una odontóloga, y se turnan para cubrir el servicio todos los días del mes. “Hay días en que estoy acompañada y días en que estoy sola”, cuenta. Es la primera médica que ha llegado a ese puesto de salud. Atiende infecciones respiratorias o problemas digestivos agudos, y a veces ve con tristeza enfermedades avanzadas como neoplasias o males crónicos.
Hay pacientes que acuden de otros centros poblados porque “mi puesto de salud es de los pocos que tiene un médico”. La cobertura alcanza a una población de unas 800 personas.
“Por ser un puesto de salud 1-1 no tenemos laboratorio, internamiento ni especialistas. No se puede hacer telesalud, hay que resolver con lo que hay. No tengo un microscopio para poder hacer análisis de heces en una infección. Si hay un cuadro diarréico ataco todo, pero no se qué es exactamente. Con un microscopio podría ver qué parásitos son, le doy el tratamiento que requieren y listo”, dice.
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También cuenta que un médico serumista en esas zonas tan alejadas es multifunción. Además de la atención a pacientes, también los llaman para hacer constataciones de defunción, levantamiento de cadáveres, atención a accidentados y otras múltiples emergencias.
Respecto a la controversia que hay entre el Ministerio de Salud y la Asociación de Facultades de Medicina (Aspefam), expresa que el examen de conocimientos que se tomaba desde hace años era la mejor alternativa.
“Para poder desarrollarte como médico serumista en lugares alejados y con tantas barreras de acceso, hay que saber de todo. Lo básico es ser un buen médico, porque aquí no vas a tener a quien preguntarle. Y si no sabes, dudas de tus diagnósticos, será muy poco lo que puedas hacer”, dice. “El Minsa quiere evaluar conocimientos administrativos; que el personal sepa manejarse en el sistema (de salud). El ministerio debe capacitarnos en eso. O se hubiera implementado una evaluación adicional”, precisa la doctora Cáceres, egresada de San Marcos y delegada de los serumistas 2024.
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De la misma opinión es el médico serumista Rodrigo Salinas, quien cumple servicio en el puesto de salud Pichigua Colquepata, provincia de Paucartambo, Cusco.
“El médico serumista necesita ser mucho más clínico. Para poder resolver casos como, por ejemplo, un paciente a quien no se le puede hacer radiografía, pero tienes que ver si hay fractura o no. O saber si un paciente con dolor de abdomen puede tener una apendicitis. El conocimiento administrativo, de gestión, siento que es algo más complementario. El examen debe hacerse en base a los conocimientos clínicos, como ha sido desde que se implementó el Enam (Examen Médico Nacional)”, dice.
El doctor Salinas trabaja a tres horas de la ciudad de Cusco y precisa que un médico bien preparado puede reconocer quién necesita ser referido a un centro de salud de mayor nivel. “Si refieres a alguien a un hospital con un diagnóstico equivocado no solo puede afectarse su salud, sino que el propio traslado, si es por su cuenta, les puede costar 100, 200 soles por la lejanía. Tus conocimientos pueden salvar la vida de un paciente”, comenta.
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Él pernocta en el mismo centro de salud donde trabaja, de nivel 1-1 (el más pequeño), y brinda servicio de medicina y enfermería. Una técnica de enfermería comparte la labor con él y, ante la ausencia de una obstetra, él debe cumplir labores de atención a madres gestantes. Atienden enfermedades respiratorias, estomacales y son numerosos los casos de adultos mayores con artrosis o lesiones agudas. “Los casos que no podemos manejar por falta de recursos se derivan a un puesto de mayor nivel”, señala.
Un examen completo
El médico Juan Carlos Meza, directivo de la Aspefam, señala que el examen que ellos tomaban tiene 21 años de respaldo, un equipo que lo preparaba durante cinco o seis meses, un banco de preguntas y talleres macrorregionales previos al examen.
“El ENAM evalúa todo el proceso de formación del médico. Se toma en el último año y se le pregunta desde ciencias básicas hasta parte clínica: pediatría, medicina, cirugía, ginecoobstetricia. Y se ve la parte ética, la de gestión, se evalúa todo. El objetivo ha sido siempre saber cómo salen los médicos egresados de las universidades y tener una valoración”, dice.
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Para la Aspefam el Minsa solo pondrá énfasis en cinco aspectos: interculturalidad, gestión, investigación, salud pública y cuidado integral. Las facultades de medicina ven que la exigencia no es similar al Enam y que hay un riesgo de no contar con los mejores profesionales en la primera línea de atención, que son los puestos y centros de salud.
“Los médicos jóvenes van a las zonas más remotas del país, a donde llegan en canoa en la selva, o en burro en la sierra o tras largas horas de caminata. Si va alguien que no está bien preparado, no va a poder resolver los problemas que se le presenten. La meritocracia que aseguraba el examen anterior, que calificaba toda tu formación, ahora no existe”, dice.
El doctor Meza no hizo Serums, pero sí Secigra-Salud, trabajó en varios pueblitos del sur peruano y también debió superar un examen para graduarse. “Este servicio, Serums, es devolverle al país todo lo que te ha dado en educación. Los mejores deben estar ahí”.