Los smartwatches se han convertido en herramientas fundamentales para aquellos que desean monitorear su salud y estado físico. Estos dispositivos, que van más allá de simplemente mostrar la hora, ofrecen un seguimiento detallado de las actividades diarias, desde contar los pasos hasta medir la calidad del sueño. Las principales marcas de tecnología, como Android y Apple, han invertido considerablemente en el desarrollo de estos relojes inteligentes, posicionándolos como aliados indispensables para un estilo de vida saludable.
Sin embargo, a pesar del auge y la popularidad de los relojes inteligentes, no todo lo que brilla es oro. Recientemente, los especialistas en medicina deportiva Cailbhe Doherty, Máximo Balduino, Alison Keogh, Brian Caulfield y Rob Argent publicaron un estudio en SpringerLink, donde cuestionan la exactitud de las métricas que estos dispositivos ofrecen, especialmente en áreas críticas como la quema de calorías y el seguimiento del sueño.
El análisis se centró en 24 revisiones sistemáticas, que comprendían 249 estudios de validación distintos y un total de 430,465 participantes. Se evaluaron dispositivos de las marcas Apple, Fitbit, Garmin, Samsung y Polar. Con respecto a las empresas, los hallazgos indicaron que la precisión de estos equipos varía considerablemente y depende del tipo de parámetro de salud que se mide.
Los resultados del estudio, realizado por especialistas en tecnología y salud, indican que la precisión de los smartwatches en la medición de calorías quemadas y la calidad del sueño no es perfecta. A pesar de los avances significativos en la tecnología de sensores, el estudio muestra que estos dispositivos tienden a sobreestimar o subestimar las calorías quemadas durante el ejercicio. Esto podría llevar a los usuarios a tener una percepción errónea de su progreso físico, al confiar en datos que no reflejan bien la realidad.
Además, el seguimiento del sueño, una función destacada en muchos modelos de Android y Apple, tampoco sale ileso. Según el estudio, los relojes inteligentes carecen de la capacidad para proporcionar un análisis detallado y preciso de las fases del sueño, algo que solo es posible con métodos clínicos más avanzados. Incluso, este tipo de imprecisiones puede llevar a algunos usuarios a experimentar ansiedad o preocupación innecesaria sobre su salud, basándose en datos que no son del todo confiables.
La promesa de los smartwatches de actuar como guías personalizadas de salud se enfrenta a un desafío significativo. Si bien estos dispositivos ofrecen una visión general útil, especialmente para usuarios que buscan mantenerse activos, no deben considerarse herramientas médicas. De acuerdo con la información obtenida, estos dispositivos muestran un margen de error promedio del ±3% al registrar la frecuencia cardíaca. El estudio sugiere que quienes requieran un monitoreo más detallado de su salud deberían optar por dispositivos especializados y consultar con profesionales de la salud.
Un punto crucial que destaca el estudio es la importancia de la percepción del usuario. Con la gran cantidad de datos que proporcionan los smartwatches, es fácil asumir que estos son 100% precisos y actuar en consecuencia. Sin embargo, la realidad es más compleja. Las métricas de salud que reportan estos dispositivos deben ser vistas como aproximaciones, no como absolutos. Este enfoque es especialmente relevante al medir la frecuencia cardíaca, la cual puede variar de forma importante dependiendo de la actividad física, la posición del reloj en la muñeca y otros factores externos.
