Este país posee uno de los volcanes más activos y fascinantes de Latinoamérica. Este gigante, con una altura de 5.452 metros sobre el nivel del mar, ha estado activo durante más de 500.000 años, rugiendo desde la Era del Hielo y dejando una huella imborrable en la historia geológica y cultural de la región.
Este volcán no solo es conocido por su imponente presencia, sino también por las leyendas que lo rodean y su importancia en la vida cotidiana de las comunidades cercanas. Este coloso, que sigue activo hasta hoy, ha sido testigo de innumerables erupciones, convirtiéndose en un símbolo de la naturaleza indomable del continente.
El Popocatépetl es el segundo volcán más alto de México, solo superado por el Citlaltépetl, también conocido como Pico de Orizaba. Este coloso se encuentra al oeste del estado de Puebla, a unos 72 kilómetros al sureste de la Ciudad de México, y es una de las montañas de lava más activas de Latinoamérica.
Con una altura que alcanza los 5.452 metros sobre el nivel del mar, el Popocatépetl es visible desde varios puntos del Valle de México y otras regiones circundantes, destacándose por su imponente silueta. Este volcán está unido al Iztaccíhuatl, el tercer volcán más alto de México, a través del Paso de Cortés, una extensión montañosa de 3.700 metros sobre el nivel del mar.
A pesar de que el Iztaccíhuatl está inactivo, el Popocatépetl continúa su actividad volcánica, emitiendo fumarolas que son visibles en el horizonte, un recordatorio constante de su poder latente.
El Popocatépetl tiene una antigüedad estimada de 730.000 años, de acuerdo con un estudio compartido por National Gepgraphic, lo que lo sitúa entre los volcanes más antiguos y activos del continente americano. Su formación se remonta a la Era del Pleistoceno, cuando la actividad tectónica y volcánica era intensa en la región, dando origen a este imponente gigante.
El cráter del Popocatépetl, con un diámetro de aproximadamente 900 metros, es testimonio de la fuerza volcánica que ha esculpido su forma. A lo largo de su existencia, ha sido un volcán muy activo, con registros históricos de erupciones que datan de la época prehispánica.
El Popocatépetl también es el protagonista de una de las leyendas de amor más emblemáticas de México. Según la mitología azteca, este volcán era un guerrero tlaxcalteca llamado Popoca, quien estaba profundamente enamorado de la princesa Iztaccíhuatl. Ambos estaban comprometidos cuando Popoca fue llamado a la batalla contra los aztecas.
Lamentablemente, un malentendido trágico desencadenó la muerte de Iztaccíhuatl. Al recibir la falsa noticia de la muerte de su amado en la guerra, la princesa murió de tristeza. Cuando Popoca regresó y encontró a su amada sin vida, la llevó a un monte y la veló durante días. Los dioses, conmovidos por su devoción, transformaron a Iztaccíhuatl en un volcán, el cual mantiene su nombre, mientras que a Popoca lo convirtieron en el Popocatépetl, quien permanece activo, cuidando de su amada para la eternidad.
