Los precios del petróleo se dispararon este lunes por una escalada de las hostilidades entre Israel y el movimiento libanés Hezbolá, apoyado por Irán, y por la decisión del gobierno del este de Libia de cerrar los campos petroleros bajo su control.
El precio de barril de Brent del mar del Norte subía 3,11%, a 81,49 dólares, hacia las 13H45 GMT y el del equivalente estadounidense, el barril de West Texas Intermediate (WTI), crecía 3,39%, a 77,38 dólares.
El repunte de precios se produjo después de que Israel afirmara, el domingo, haber frustrado un ataque a gran escala del movimiento Hezbolá con bombardeos en Líbano, tras diez meses de enfrentamientos en la frontera entre ambos países.
Hezbolá, armado y financiado por Irán, afirmó que su ataque contra bases militares israelíes fue "un éxito". Israel, por su parte, llevó a cabo bombardeos en Líbano que destrozaron "miles" de lanzacohetes de Hezbolá, algo que el movimiento libanés negó.
El mercado también reaccionó a la decisión de la administración oriental de Libia de cerrar los campos petrolíferos bajo su control y de "suspender toda la producción y las exportaciones hasta nuevo aviso".
Libia, un país presa del caos desde la caída y la muerte del dictador Muamar Gadafi en 2011, está gobernada por dos Ejecutivos rivales: el gobierno de unión nacional de Abdelhamid Dbeibah, establecido en Trípoli, en el oeste del país, y reconocido por Naciones Unidas; y el Ejecutivo del este, con sede en Bengasi y apoyado por el poderoso mariscal Jalifa Haftar.
La mayor parte de las infraestructuras petroleras del país están situadas en el este.
El gobierno de Bengasi decidió cerrar los campos petroleros después de que, el lunes, una comisión llamada de "traspaso de poderes" y nombrada por el gobierno de Trípoli entrara en los locales del Banco Central de Libia (BCL), que centraliza los ingresos de las exportaciones de hidrocarburos y gestiona el presupuesto del Estado.
El gobierno del este, radicado en Bengasi, denunció este lunes unos "ataques e intentos de incursión por la fuerza" en los locales del Banco Central de Libia, para tomar el control de esa institución de forma "ilegal", que "bloquearon y perturbaron las transacciones bancarias" en el país.
Por ello, el Ejecutivo de Bengasi declaró "el estado de fuerza mayor" en los campos y puertos petroleros y ordenó su cierre.
El BCL está dirigido desde 2012 por Seddiq al Kebir, cuya gestión ha sido muy criticada por el entorno de Dbeibah.
El 11 de agosto, decenas de personas, algunas de ellas armadas, intentaron expulsar a Al Kebir de la sede del BCL, pero fueron dispersadas. Una semana después, el director informático del banco fue secuestrado brevemente.