Los lugares cargados de energías extrañas o paranormales siempre son motivo de misterio y fascinación. Desde hace años, se habló de espacios donde se perciben vibraciones inusuales o se registran fenómenos inexplicables, atribuyéndolos a sucesos trágicos o a la acumulación de energías negativas. Este tipo de lugares son, en muchas ocasiones, testigos silenciosos de historias dolorosas, y su atmósfera parece quedar impregnada de los hechos que ahí ocurrieron, alimentando las leyendas urbanas y las narrativas de lo sobrenatural.
El parapsicólogo Félix Rivera, en una reciente entrevista para el canal de YouTube Confesiones Podcast, arrojó luz sobre algunos de estos lugares en Lima, señalando que aquellos que son considerados como muy ‘cargados’ suelen estar relacionados con tragedias masivas. Rivera mencionó específicamente a la zona de Mesa Redonda y el Estadio Nacional, dos lugares donde, en diferentes contextos históricos, fallecieron numerosas personas.
"Puede ser Mesa Redonda o el Estadio Nacional. (Sobre el último) Hubo cantidad de muertos. Fue una masacre, alguien mandó a cerrar las puertas. Hay varios lugares, curiosamente, algunos de ellos en particular tienen una semblanza histórica", explicó.
Además de estos lugares, Rivera también destacó la casa embrujada de Lunahuaná como otro sitio con una carga energética fuerte. Durante una investigación nocturna en ese lugar, específicamente a las 3 de la mañana, él y su equipo sintieron una intensa presencia de malas energías. "Esa es la hora nona, conocida por ser un momento de alta actividad espiritual. La casa está en una encrucijada, cerca de un río que ha cambiado de cauce, un lugar donde, en tiempos antiguos, se realizaban sacrificios humanos. Todo esto contribuye a la energía acumulada en el sitio", comentó Rivera, subrayando la importancia histórica y energética del lugar.
Ante estas revelaciones, varios usuarios compartieron sus propias experiencias paranormales. Algunos coincidieron con Rivera, afirmando que sintieron sensaciones inquietantes en el Estadio Nacional, donde aseguran haber escuchado lamentos o percibido presencias extrañas. Estos testimonios refuerzan la idea de que ciertos lugares en Lima están impregnados de energías que, para algunos, son más que simples coincidencias.
"La casa de Lunahuana se siente fuerte la carga, más cuando vas a los cuartos", "Mi tío tiene una óptica en Mesa Redonda, trabaje como a los 15 años, los locales tienen segundo piso para los almacenes, recuerdo que escuché pasos en las escaleras y pisos, estando vacío el local", "Mi tío trabajaba vendiendo dulces en el Estadio Nacional, una noche se quedó y en la madrugada oyó cómo lamentaban las víctimas en uno de los túneles, se escuchan lamentos, donde ocurrió la tragedia, gente llorando y gritando", "Es muy pesado en el Estadio Nacional sobre todo por la parte de las escaleras", "Hace años estuve por las afueras del Estadio Nacional, había una joven buscando a su papá, tendría 14 años. Me dijo 'Vine con mi papá y no sale'. En eso una señora me llama y me dice con quién hablas, volteo no estaba. Esa señora me contó que siempre hay una jóven llorando por su papá. Vive cerca y casi siempre ve personas hablando solas", "El Jockey Plaza también es pesado, cuando salgo de la última función de Cinemark se siente como angustia y desesperación", "Yo hice un trabajo en el Estadio Nacional y si es superpesado", contaron cibernautas en redes.
En 1964, el Estadio Nacional de Lima fue escenario de una de las mayores tragedias en la historia del fútbol mundial. Durante un partido clasificatorio entre Perú y Argentina para los Juegos Olímpicos de Tokio, una decisión arbitral desató el caos en las gradas. El árbitro uruguayo Ángel Pazos anuló un gol que habría significado el empate para Perú, lo que provocó una violenta reacción del público. Los hinchas, enfurecidos por la decisión, comenzaron a invadir el campo de juego, y la situación rápidamente se salió de control.
La represión policial fue brutal, utilizando gases lacrimógenos para intentar contener a la multitud. Sin embargo, la desesperación y el pánico se apoderaron de los asistentes, que buscaron escapar de la nube tóxica. En el caos, muchos fueron aplastados o asfixiados en las salidas bloqueadas del estadio. Como resultado, 328 personas perdieron la vida y más de 500 resultaron heridas, convirtiendo el suceso en una de las peores tragedias deportivas del mundo. Este evento marcó un antes y un después en la seguridad en los estadios de fútbol, dejando una huella imborrable en la historia de Perú.