En el marco de la última edición del Festival de Cine de Lima PUCP, el documental Karuara, la gente del río, de Miguel Araoz Cartagena y Stephanie Boyd, se impuso en dos categorías difíciles de conseguir: Mejor película peruana y el Premio del público.
Este proyecto para ser tal, demoró diez años en realizarse, lo cual nos da una idea patente de las dificultades para hacer cine en Perú, pero en el caso de este trabajo centrado en una facción del universo de la Amazonía, su narrativa, en la que se denuncia el peligro que corre el río Marañón, del cual depende el pueblo kukama, va acompañada de animaciones que nos presentan a los karuaras, por medio de animaciones que nos resultan claves no solo por su línea diegética, sino porque permiten al espectador conectarse con lo que el documental relata mediante su protagonista, Mariluz Canaquiri Murayari (productora del documental y presidenta de la Federación de mujeres Kukama-Kukamiria), para quien “los karuaras son seres reales que cuidan nuestro río”, quebrando, y para bien, la racionalidad con la que no debemos ver el mundo amazónico.
“El documental nos hacer ver la contaminación del medioambiente, de los ríos, los derrames de petróleo y la deforestación en la Amazonía por los cocaleros y la minería ilegal. No solo están en el Marañón, también en el río Nanay y otros ríos más. Quienes protegen nuestros ríos, de donde sale todo lo que tenemos, son los karuaras, que significa gente que vive”, señala la protagonista.
Quizá una de los secretos del éxito del documental, se deba a su carácter plural, porque el mismo muestra la participación del pueblo kukama sobre la tragedia que intentan evitar. Por eso decidieron participar en la película. “Sin los karuaras, los ríos se secarían. Ellos son los que mantienen el agua, cuidan a los peces, pero los derrames los están matando y en el futuro nuestros ríos se sacarán. Los ríos no tienen voz y para eso estamos las mujeres kukama, para protestar contra lo que están haciendo”, precisa Mariluz Canaquiri.
Si bien la crítica al peligro que corren los ríos, en especial el Marañón, es el centro del documental, este no deja de reflejar la riqueza cultural del pueblo kukama, como su cotidianidad signada por el trabajo comunitario en función del río. Por ello, “para que se cuide nuestra cultura, las mujeres salimos a protestar”, dice Canaquiri, lo cual no es un dato menor, porque a razón de esta iniciativa de protección, ha sido denunciada. “Yo he sido denunciada por el Ministerio del Interior en el 2018. Cuando hay derrame, siempre nosotras salimos a pedir que nos atiendan, pedimos atención médica, pedimos también un hospital o un centro intercultural implementado, con medicamentos, con profesionales, con materiales, lo que no tenemos. Me denunciaron y dijeron que soy la cabecilla que genera los disturbios cuando lo único que exigimos es que respeten al río Marañón, que es un ser humano como nosotros”.
Por lo expuesto, este documental no solo tiene solidez formal, también una ética que la justifica y esta se representa en sus personajes, desde los kukamas hasta los seres reales que habitan debajo del río, que comparten un solo propósito. Que los recientes premios obtenidos por Karuara, la gente del río, no se queden en la data y sirvan para que el documental pueda ser visto por más personas.
