El operador de la planta nuclear japonesa de Fukushima anunció el aplazamiento por motivos técnicos de una prueba para retirar parte de los residuos radioactivos de esta central destruida por un tsunami en 2011.
La empresa Tokyo Electric Power Company (TEPCO) quería retirar una pequeña muestra de las alrededor de 880 toneladas de residuos radioactivos que se estima que hay dentro de la central.
Pero tras llevar a cabo los preparativos para esta prueba el jueves por la mañana, un portavoz de TEPCO dijo que el operador "decidió suspender los trabajos".
Estos no se reanudarán el viernes porque la firma debe "investigar la causa del problema", dijo otro portavoz, Tatsuya Matoba, a la AFP el viernes.
Tampoco está claro si la prueba continuará la próxima semana. "Depende de cómo de exhaustiva sea la investigación", afirmó.
Tres de los seis reactores de la planta nuclear de Fukushima estaban en funcionamiento cuando la central recibió el impacto de un tsunami causado por un fuerte terremoto el 11 de marzo de 2011.
La ola destruyó los sistemas de refrigeración y provocó que los reactores se fundieran en lo que se convirtió en el peor accidente nuclear desde Chernóbil.
El combustible y otro material fundido en esas tres unidades se solidificó y generó unos residuos altamente radioactivos.
El objetivo de la prueba era retirar una muestra de estos residuos para estudiarlos y conocer la situación y los contenidos de los reactores, un paso crucial para desmantelar la planta.
Los niveles de radiación son tan altos que TEPCO tuvo que desarrollar un robot especial que pueda soportar estas condiciones y funcionar dentro de los reactores.
La retirada de estos residuos se considera la fase más complicada dentro del proyecto de desmantelamiento de la central, que durará décadas.
Hace casi un año, Japón empezó a verter el agua acumulada dentro de la central al océano Pacífico tras un tratamiento para eliminar de casi todas las sustancias radiactivas.
Esa medida provocó una riña diplomática con China y Rusia, que prohibieron la importación de productos marinos de Japón.
Tokio defiende que la descarga es segura, un punto de vista respaldado por la agencia de energía atómica de la ONU.