En el año 2010, el ganador 106 de este juego al azar fue un mototaxista peruano de 39 años que vio cómo su vida dio un giro inesperado al convertirse en millonario de la noche a la mañana. Con un boleto de La Tinka, este afortunado, cuya identidad aún se mantiene en reserva por razones de seguridad, se llevó a casa la impresionante suma de 11.2 millones de soles, lo cual marcó un antes y un después en su historia personal. ¿Qué lo llevó a elegir los números que lo catapultaron a la riqueza?
La historia de este hombre humilde se remonta a dos sueños consecutivos ocurridos poco más de dos meses antes de su golpe de suerte. En estos sueños, que él cree están profundamente conectados con sus preocupaciones y necesidades, aparecieron elementos clave que lo llevaron a seleccionar los números ganadores.
"Mi madre es una mujer enferma, con dos operaciones y un dolor de cabeza que no cesa; mi hermana está igual y yo, de pensar tanto en eso, desarrollé una gastritis", comenta, reflejando el peso de sus problemas familiares.
En ambos sueños, un partido de fulbito se repetía de manera constante. Sin embargo, lo que más llamó su atención de este sueño fue que, cada que despertaba en ambas noches, el reloj marcaba las horas 2:13 y 3:21.
No solo eso, en su segundo sueño, apareció un calendario que señalaba el día 25. Hasta ahí contaba con cinco de los seis números necesarios para ganar. El último número, el 39, vino por sí solo, ya que representaba su edad.
En total, los 6 números de la suerte del mototaxista fueron 2-13-3-21-25-39, y así se llevó los 11.2 millones de soles de La Tinka.
Durante ocho semanas, este hombre compró boletos de La Tinka todos los miércoles y domingos, hasta que finalmente los números de sus sueños lo llevaron a la gloria.
Esto quiere decir que no se rindió y estaba seguro de que sus seis números lo llevarían a conseguir el premio mayor, por lo que insistió e insistió durante 2 meses.
Lo único de lo que estuvo seguro, tras confirmar que había ganado el pozo, fue que el miedo lo acompañaría durante muchos días. "No quise ver el sorteo por TV esa noche [5 de mayo] porque me hubiera dado un ataque", recuerda. Además, confiesa que casi no participa en aquella ocasión, ya que la gastritis, provocada por el estrés, le impedía trabajar.
Finalmente, se animó y trabajó durante dos horas y logró reunir S/10: S/5 los gastó en pastillas y el resto en su jugada habitual. A las 5:34 p. m., en una farmacia de Santa Luzmila, Comas, realizó la apuesta que lo llevaría a convertirse en millonario; esto desafió todas las probabilidades y demostró que, en el juego, el destino puede ser tan caprichoso como sorprendente.
Su primera prioridad tras ganar los S/11.2 millones fue asegurar la salud de su madre. Además, La tranquilidad familiar se convirtió en su principal objetivo, lejos de cualquier deseo de opulencia: "Quiero que mi familia tenga una vida tranquila y sin lujos, que mis hermanas no sufran por dinero cuando peleen con sus esposos y que nadie tenga que preocuparse por nada nunca más", comenta con determinación.
Asimismo, en un gesto de agradecimiento, decidió enviar un sobre con dinero a la mujer que le vendió el boleto ganador, consciente de que aquel simple intercambio le había cambiado la vida para siempre.
Sin embargo, también comprende que su nueva fortuna trae consigo cambios inevitables. Planeó dejar el lugar en el que ha vivido durante décadas, cambió su número de teléfono y compartió su historia solo con un pequeño círculo de amigos de confianza. Es consciente de que, con el dinero, llegan también las personas interesadas. "Es como en una cantina", reflexiona, "el que pone más cerveza tiene más amistades".