América Latina está experimentando una rápida disminución en el uso de dinero en efectivo en la era digital. Las tarjetas de débito y crédito, junto con las billeteras digitales, están reemplazando a los billetes y monedas como métodos de pago preferidos. Este cambio no solo facilita las transacciones, sino que también promueve la inclusión financiera y reduce la economía informal. En varias partes del mundo, esta tendencia es particularmente notable, con numerosos países adoptando rápidamente las tecnologías de pago digital.
La pandemia de COVID-19 aceleró esta transformación, ya que muchas personas comenzaron a utilizar la banca en línea y los pagos móviles para evitar el contacto físico y las visitas a las sucursales bancarias. Este cambio de comportamiento ha perdurado, y ahora, más que nunca, los consumidores prefieren los pagos electrónicos por su conveniencia y seguridad. Un país de la región lidera esta transición hacia una economía sin efectivo.
Chile se destaca como el país de América Latina donde menos se utiliza el dinero en efectivo para pagar. Según un estudio de McKinsey & Company, solo el 13% de la población chilena utiliza billetes y monedas para sus transacciones diarias. Este bajo porcentaje refleja el alto nivel de adopción de tecnologías de pago digital en el país, impulsado por una infraestructura bancaria robusta y una población cada vez más familiarizada con las herramientas digitales.
El uso de tarjetas de débito y crédito, así como de billeteras digitales, ha crecido exponencialmente en Chile. El gobierno y las instituciones financieras han promovido activamente la bancarización y el uso de servicios financieros digitales, facilitando el acceso a estos recursos para una mayor parte de la población.
El auge de las fintech en Chile ha sido otro motor de cambio significativo en la forma en que los chilenos realizan sus pagos. Estas empresas tecnológicas han desarrollado soluciones innovadoras que facilitan los pagos sin efectivo, como aplicaciones móviles, billeteras digitales y plataformas de pago en línea. Estas herramientas no solo han sido adoptadas por consumidores, sino también por pequeños y medianos negocios, que ven en ellas una forma de mejorar la eficiencia y reducir costos.
Chile también es un ejemplo destacado en la promoción de la bancarización mediante el uso extendido de tarjetas de débito. BancoEstado, el banco estatal chileno, desempeñó un papel crucial al facilitar el acceso con la creación de la “CuentaRUT”. Esta cuenta ofrece una tarjeta de débito sin costo de mantenimiento, que se gestiona digitalmente y está vinculada al número de identificación nacional de cada ciudadano. Actualmente, el programa cuenta con 13,7 millones de usuarios, lo que representa aproximadamente el 70% de la población.
Perú se encuentra en la quinta posición en el ranking de bancarización, con un porcentaje del 29% que aún utilizan dinero en efectivo. Este rango lo coloca en casi un empate con países como Argentina, Costa Rica y Uruguay, liderando la región con tasas de bancarización superiores al 80%. Perú ha mostrado un crecimiento constante en la adopción de servicios financieros digitales.
Uno de los desafíos que aún enfrenta América Latina es la brecha digital, especialmente en las zonas rurales y entre las poblaciones de bajos ingresos. Sin embargo, se han implementado programas para mejorar la inclusión financiera, como la promoción de cuentas bancarias y el uso de billeteras digitales a través de aplicaciones móviles. Estos esfuerzos están comenzando a dar frutos, y se espera que la tasa de bancarización continúe aumentando en los próximos años, contribuyendo a una mayor estabilidad económica y social.
