Nelson Serrano, el primer ecuatoriano condenado a muerte en Estados Unidos, falleció de un infarto el miércoles 7 de agosto en un hospital de Florida. El hombre, de 85 años, se encontraba en el 'corredor de la muerte' desde 2007, condenado por el asesinato de cuatro personas. Su caso, plagado de controversias, no pudo ser revertido después de 18 años, dejando una batalla legal que aún clama por su inocencia.
Nelson Iván Serrano Sáenz fue un empresario radicado en Estados Unidos, conocido por su asociación con una empresa en Florida. Nacido el 15 de septiembre de 1938 en Ecuador, fue en busca de mejores oportunidades a Estados Unidos, donde consolidó su vida y carrera. El hombre fue descrito como alguien de negocios exitoso y respetado en su comunidad, hasta que se vio envuelto en uno de los casos judiciales más polémicos de la historia reciente.
Nelson Serrano pasó casi dos décadas en prisión, donde su salud se deterioró gravemente en los últimos años, afectado por un tumor cerebral y coágulos de sangre en los pulmones.
Nelson Serrano fue condenado a muerte por el asesinato a tiros de Frank Dosso, Diane Patisso, George Patisso y George Gonsalves, ocurrido el 3 de diciembre de 1997 en Bartow, Condado de Polk, Florida. Los crímenes, conocidos como los asesinatos de Bartow, estremecieron a la comunidad y desencadenaron una intensa investigación policial.
A pesar de la ausencia total de pruebas en contra de Nelson Serrano, los familiares de las víctimas rápidamente dirigieron sus sospechas hacia él, pues el ecuatoriano era socio en el negocio de los asesinados, y había estado involucrado en una amarga disputa previa entre ellos.
Francisco Serrano, hijo de Nelson, mantuvo conversaciones con Dosso y Gonsalves debido a la desaparición de un millón de dólares de las cuentas de la compañía. Es en este punto en donde Nelson Serrano demandó a sus socios, quienes más tarde lo acusaron de corrupción y hurto.
El juicio de Serrano por este caso se llevó a cabo en octubre de 2006, donde un jurado lo declaró culpable y recomendó la pena de muerte. La jueza Susan Roberts dictó la sentencia el 26 de junio de 2007, condenando a Serrano a la inyección letal por cada uno de los asesinatos.
A lo largo del proceso judicial, la defensa de Serrano sostuvo que él no estaba en Bartow el día de los crímenes, sino en Atlanta, presentando pruebas que incluían registros de vuelos y testimonios. Sin embargo, estos argumentos no convencieron a los jueces, y la condena se mantuvo a pesar de los esfuerzos legales para revertirla. La ejecución de Serrano fue pospuesta varias veces debido a nuevas pruebas y a las acciones de organizaciones de derechos humanos, pero nunca se logró su liberación.
La lucha por la inocencia de Nelson Serrano no terminó con su muerte. Su abogado, Óscar Vela, ha manifestado su intención de seguir trabajando para limpiar el nombre de Serrano, asegurando que las pruebas en su contra fueron insuficientes y que hubo errores en el proceso judicial.
La salud de Serrano se deterioró significativamente en sus últimos años en prisión. En julio de 2024, se informó que Serrano tenía un tumor cerebral que lo había dejado casi inconsciente, además de presentar coágulos de sangre en los pulmones.
"Está claro que fue un asesinato por narcotraficantes, porque una de las víctimas, Frank Dosso, traficaba con cocaína", declaró Francisco Serrano, convencido de que el motivo del cuádruple asesinato fue un ajuste de cuentas relacionado con asuntos de drogas.