En los últimos meses, la Casa Real Británica ha atravesado momentos difíciles debido a la salud de Kate Middleton, quien lucha contra el cáncer. La noticia conmocionó al mundo y llevó a la familia real a tomar decisiones significativas para apoyar a la futura reina consorte. En este contexto, Kate y su esposo, el príncipe Guillermo, tomaron una radical decisión en sus trece años de matrimonio, un cambio que impacta profundamente en la dinámica de la familia real.
Esta decisión de Kate Middleton y su esposo Guillermo responde a la necesidad de un entorno más adecuado para la recuperación de la princesa, pero también refleja un intento por encontrar estabilidad en medio de la adversidad. Sin embargo, esta decisión ha desencadenado una serie de conflictos internos, especialmente con el príncipe Andrés y el rey Carlos III.
La decisión de Kate Middleton y el príncipe Guillermo de mudarse a Royal Lodge en Windsor ha marcado un hito en sus 13 años de matrimonio. Esta propiedad histórica de grado II ofrece un ambiente más propicio para la recuperación de Kate. La residencia, situada en Windsor Great Park, Berkshire, fue y continúa siendo un objeto de controversia debido a las disputas entre el príncipe Andrés y el rey Carlos III.
La mudanza a Royal Lodge representa un cambio significativo respecto a su actual residencia en Adelaide Cottage, pero también subraya el deseo de Kate y Guillermo de encontrar un lugar que se ajuste mejor a sus necesidades durante este período difícil. Esta decisión se considera una de las más importantes y radicales en la vida del matrimonio real, especialmente en el marco de la lucha de la princesa contra el cáncer.
La decisión de Kate Middleton y el príncipe Guillermo de trasladarse a Royal Lodge ha generado tensiones significativas dentro de la familia real. El príncipe Andrés, actual residente de la propiedad, se negó a abandonar la mansión de treinta habitaciones, lo que causó fricciones con el rey Carlos III. Royal Lodge, con su larga historia y alto costo de mantenimiento, ha sido un punto de conflicto, ya que el monarca considera insostenibles los gastos asociados a la propiedad. Por su parte, el rey Carlos III ha solicitado a su hermano que abandone la residencia para que los príncipes puedan establecerse allí, una medida que, según el historiador Gareth Russell, es lógica dado el contexto actual.
Andrés ha intentado utilizar una cláusula del contrato de arrendamiento firmado en 2002 para delegar el alquiler a sus hijas o a su exesposa, Sarah Ferguson. Sin embargo, personas cercanas a la familia real expresaron dudas sobre la viabilidad de esta opción debido a los elevados costos de mantenimiento de la residencia. Esta situación ha exacerbado las tensiones dentro de la familia y pone de manifiesto los desafíos que enfrentan en la gestión de sus propiedades y recursos.
El conflicto entre el rey Carlos III y su hermano, el príncipe Andrés, por el Royal Lodge, añade una capa adicional de tensión a la familia real. El rey ha ofrecido a Andrés la opción de mudarse a Frogmore Cottage, la antigua residencia de Harry y Meghan, en Windsor, como una solución más asequible. Sin embargo, su hermano se ha resistido a esta propuesta e insiste en su derecho a permanecer en la residencia, apoyado en un contrato de arrendamiento que, según él, le otorga un "derecho de arrendamiento de hierro fundido".
El mantenimiento de Royal Lodge, una propiedad del siglo XVII, requiere inversiones significativas, y el príncipe Andrés ha intentado demostrar que puede asumir estos costos. Sin embargo, su situación financiera es precaria, agravada por el acuerdo extrajudicial que pagó a Virginia Giuffre. Además, el rey Carlos III ha amenazado con retirar la asignación anual de cuatro millones de libras de Andrés, lo que incluye los gastos de seguridad privada. Esta disputa por Royal Lodge refleja las complejidades y desafíos internos que enfrenta la familia real británica en la actualidad.