En un contexto global donde la demanda sigue en aumento, este país ha logrado sobresalir en Latinoamérica por su elevado consumo de energía. Según la Organización Latinoamericana de Energía (Olade), dicha nación no solo lidera la región, sino que también se encuentra en el top 10 mundial en términos de uso energético.
La demanda ha sido impulsada por diversos factores, incluyendo el desarrollo industrial y el aumento de la población. Este incremento se refleja en la expansión económica del país y su necesidad de electricidad para sostener su crecimiento.
Brasil se destaca como el mayor consumidor de eléctrico en América Latina, con 2,800 kilovatios por hora (kWh) per cápita. Este nivel es indicativo de una mayor demanda de electricidad tanto en áreas urbanas como rurales, impulsada por el aumento del desarrollo industrial. Asimismo, la diversificación de las fuentes, incluyendo la hidroeléctrica, eólica y solar, ha contribuido a satisfacer esta creciente demanda.
Según datos del Ministerio de Energía de Brasil, el gobierno ha implementado políticas para fomentar las renovables, con el 83,78% de su electricidad generada a partir de estas fuentes en 2023. La hidroeléctrica representa el 55,19%, mientras que la eólica y solar han crecido significativamente, alcanzando el 14,4% y el 5,77% respectivamente. En julio de 2024, Brasil rompió récords de producción de energía eólica, generando más de 11 mil megavatios medios en un solo día.
Los datos muestran que en Argentina es el segundo en uso eléctrico per cápita en la región de 2,793.8 kWh. Este consumo se distribuye entre diversos sectores, como el transporte, los hogares y la industria, lo que muestra la importancia de la electricidad en la vida cotidiana y en la economía del país. La capacidad instalada de generación en Argentina ha permitido mantener un suministro adecuado para cubrir estas necesidades energéticas.
Según el portal Statista, China es el principal consumidor de energía primaria con 157 exajulios, seguido de Estados Unidos e India con 92 y 35 exajulios, respectivamente. El sector energético es crucial para el desarrollo económico y social de los países, ya que incluye actividades como la producción, transporte, manejo y venta de productos energéticos. Entre los recursos energéticos más comunes se encuentran el petróleo, el gas natural y el carbón.
Las fuentes renovables son fundamentales para combatir el cambio climático y reducir la dependencia de los combustibles fósiles. Estas alternativas, como la solar y la eólica, no emiten gases de efecto invernadero durante su producción, lo que ayuda a disminuir la contaminación y mejorar la calidad del aire. Además, son inagotables y se pueden aprovechar en cualquier parte del mundo, contribuyendo a la autosuficiencia y a la estabilidad de los precios.
El desarrollo de estas tecnologías también impulsa la economía y la innovación. La inversión en renovables genera empleo y fomenta el crecimiento de nuevas industrias, lo que es crucial para el desarrollo sostenible. Según la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), duplicar su uso podría aumentar significativamente el empleo en el sector y contribuir al crecimiento económico global.