En los últimos meses, el Perú ha experimentado cifras de crecimiento económico que no se veían en los recientes últimos dos años. Según datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en mayo el conjunto de operaciones económicas que intervienen en el proceso productivo del país tuvo un vigoroso despunte del 5,04% respecto al mismo mes del 2023. Sin embargo, a pesar de esta tasa de expansión, el empleo no ha gozado el mismo ritmo de crecimiento, lo que refleja no solo una inconsistencia sino también una seria preocupación del modelo productivo nacional y sus debilidades.
¿Qué sectores han ayudado a este crecimiento? Actualmente, la pesca industrial, ha sido un motor importante en esta expansión. En mayo, creció un impresionante 329,16% en comparación con el mismo mes del año anterior, cuando se contrajo en un 70,60%. Este avance se debe en gran parte a condiciones climáticas favorables que han permitido una mejor captura de anchoveta, por ejemplo. Recordemos que la agroindustria y la pesca industrial de anchoveta fueron sumamente afectadas por las condiciones climáticas anómalas observadas durante la mayor parte del 2023. Asimismo, junto a la pesca, el sector manufactura vinculada a ella (producción de harina y aceite de pescado), aportaron el 2,48% de todo el crecimiento de mayo. Sin embargo, este crecimiento es estacional y no refleja una recuperación sostenible.
Otros sectores del crecimiento son el sector agropecuario que aumentó en 2,64% explicado por los mayores volúmenes obtenidos de productos del subsector agrícola (cebada, maíz, papa principalmente). El sector construcción creció un 5,54% debido al avance en proyectos públicos, aunque el consumo interno de cemento cayó un 1,69% por la desaceleración en obras privadas. Sin embargo, el panorama laboral en el sector no ha mejorado durante estos meses, incluso ha sido uno de los más afectados y no se espera una pronta recuperación. En 1,83% creció sector Minería e Hidrocarburos y el sector comercio creció Sector Comercio creció 2,06%.
A pesar de este crecimiento económico, la situación del empleo en Lima Metropolitana muestra un panorama desalentador. Aunque el número de trabajadores adecuadamente empleados creció un 5% respecto al 2023, este avance es nulo en comparación con la prepandemia. Más preocupante aún es el aumento del subempleo, que ha crecido un 32,3% en comparación con el 2019. Esto significa que una gran parte de la población está empleada en condiciones precarias, con salarios y beneficios reducidos.
Aunque las cifras de crecimiento económico pueden parecer positivas, en realidad esconden una economía débil. El crecimiento se concentra en pocos sectores y no se refleja en una mejora significativa del empleo. Por lo tanto, no se puede inflar el pecho por un rebote mensual mientras que el conjunto de la economía tiene un escaso progreso y, por lo tanto, menos generación de empleo adecuado, menos dinero en el bolsillo de las familias, más pobreza y más hambre.
Además, el número de desocupados sigue siendo superior a los niveles prepandemia. A fines de junio, Lima registró 388.000 desocupados, un 17,7% más que en el 2019. Esta cifra es además un 6,2% mayor que hace un año, lo que indica que la recuperación económica no ha sido suficiente para absorber a toda la fuerza laboral.
En términos de ingresos, la situación también es desalentadora. En junio de 2024, los ingresos en Lima metropolitana se ubicaron en S/1.975, un 6% por debajo del mismo período en 2019. Esta disminución en los ingresos afecta directamente el poder adquisitivo de los trabajadores y su calidad de vida.
Las micro y pequeñas empresas (MYPES) han sido particularmente afectadas por esta situación. Si bien estas empresas son fundamentales para la economía peruana, representando una gran parte del empleo formal (e informal), su capacidad para sostenerse y crecer ha sido mermada por la falta de apoyo y la creciente precariedad. Las MYPES enfrentan desafíos adicionales como el acceso limitado al crédito y la falta de políticas efectivas que fomenten su desarrollo, lo que agrava la situación del empleo, contribuye a un aumento en la informalidad laboral y baja productividad.
El desempleo juvenil es otro aspecto crítico en esta crisis. Los jóvenes, que representan una parte significativa de la fuerza laboral, encuentran cada vez más difícil acceder a empleos de calidad. Esta problemática no solo impacta negativamente en el presente de los jóvenes, sino que también tiene implicaciones a largo plazo para el desarrollo económico del país, al desperdiciarse el potencial del bono demográfico.
La población vulnerable, incluyendo a las personas mayores y las mujeres se enfrentan a dificultades adicionales en este entorno económico adverso. Estas poblaciones, que ya enfrentaban barreras significativas para la inclusión laboral, ven ahora aún más restringidas sus oportunidades de empleo. La falta de políticas inclusivas y de programas de apoyo específicos para estas comunidades aumenta el riesgo de pobreza y marginación, erosionando el tejido social y acentuando las desigualdades existentes.
La economía puede estar mostrando signos de recuperación, pero si no se aborda en su conjunto, el país seguirá enfrentando grandes desafíos en términos de bienestar social y estabilidad económica. Además, se deben implementar medidas específicas para apoyar a las MYPES, combatir el desempleo juvenil y proteger a las poblaciones vulnerables para asegurar un futuro más inclusivo y próspero para todos los peruanos.
Para abordar la problemática del desempleo y la baja producción en Perú, es fundamental implementar políticas que fortalezcan a las MYPES. Son un motor importante de la economía peruana y su desarrollo es clave para la creación de empleo. El gobierno debe facilitar el acceso al crédito mediante programas de financiamiento con tasas de interés preferenciales y plazos flexibles, además de ofrecer capacitación y asesoramiento técnico para mejorar la productividad y competitividad de estas empresas. También es esencial simplificar los trámites burocráticos y reducir las cargas fiscales para fomentar la formalización y el crecimiento sostenible de las MYPES. Perú, famoso por su iniciativa comerciante, pero enfrenta dificultades para mantener los negocios, con una gran proporción que no sobreviven en los primeros años. Hay que generar industria nacional, las grandes potencias asiáticas lo hacen, a propósito de los últimos acuerdos comerciales firmados con China.
Otra solución clave es invertir en programas de formación y capacitación para los jóvenes, adaptándolos a las demandas del mercado laboral actual. En resumen, la paradoja radica en que, aunque hay un engañoso crecimiento económico, pero este no se refleja en una mejora general en el empleo ni en los ingresos de la población. El crecimiento se concentra en sectores específicos y no aborda de manera integral los problemas del mercado laboral y económico. ¿Buena suerte o malas políticas?