El empresario chino, Li Ka-Shing, afrontó la extrema pobreza a temprana edad, pero su determinación lo llevaron a convertirse en uno de los empresarios más exitosos del mundo.
Cuando un país se ve atrapado en un ciclo de desempleo y pobreza, la deserción escolar aumenta rápidamente, ya que los jóvenes abandonan sus estudios para trabajar. Este fue el caso de Li Ka-Shing, natural de China, quien dejó la escuela a los 15 años. Sin embargo, su inteligencia autodidacta y su determinación para superar las adversidades de la vida lo llevó a convertirse en uno de los empresarios más exitosos a nivel mundial.
A sus 96 años, Li Ka-Shing sigue al frente de los gigantes asiáticos Cheung Kong y Hutchison Whampoa. Su visión de negocio ha sido fundamental para su éxito, por lo que logró acumular una fortuna y se consolidó como uno de los empresarios más influyentes de Asia. En esta nota, te contamos su inspiradora historia de superación personal.
Li Ka-Shing nació en Guangdong, localizado en China, en 1928. En 1940, su familia se refugió en Hong Kong debido a la invasión japonesa. A los 15 años, tras la muerte de su padre, dejó la escuela para trabajar en una fábrica de plásticos. Su talento y dedicación lo llevaron rápidamente a un puesto directivo, pero su ambición lo impulsó a fundar su propia empresa a los 22 años.
Con su experiencia en la fábrica y un préstamo familiar, creó Cheung Kong Plastics Company, que tuvo un éxito inmediato. Esto le permitió invertir en el sector inmobiliario. A los 30 años, ya era un empresario reconocido y en 1972 llevó a Cheung Kong a la bolsa. En 1979, adquirió Hutchison Whampoa y la convirtió en la mayor operadora portuaria del mundo.
Sus conexiones políticas, especialmente con Deng Xiaoping, facilitaron su papel como intermediario entre China y Hong Kong, en consecuencia, pudo aumentar su fortuna. En los años 80, la revista Forbes lo nombró el hombre más rico de Asia. En la actualidad, con una fortuna de 31.000 millones de dólares, Li Ka-Shing es una leyenda en el mundo empresarial asiático.
Viudo y padre de dos hijos, Li Ka-Shing ha transmitido su visión empresarial a su descendencia. Su hijo Victor Li trabaja junto a él y en 1996 fue víctima de un secuestro que obligó a su padre a pagar un rescate millonario. Su otro hijo, Richard Li, lidera PCCW, una empresa destacada en el sector de las telecomunicaciones en Hong Kong.
Conocido por su carácter austero y prudente, Ka-Shing también es reconocido por su filantropía. Ha creado la Fundación Li Ka-Shing, fundado una universidad en Shantou, China, y realizado numerosas donaciones a causas benéficas. Bien conectado con el régimen de Pekín, este magnate ha jugado un papel crucial en el desarrollo de la nueva China desde Hong Kong.
