La dramática situación en la que nos encontramos, por la insania de una clase política perturbada que está conduciendo a nuestra patria por los caminos oscuros de una dictadura camuflada (...) Tenemos que recuperar el Perú para retomar la senda de la equidad, la justicia y el desarrollo sostenible.
La conmemoración de un nuevo aniversario patrio es un momento propicio para reflexionar sobre los ideales de nuestra independencia y las bases de la República. Es una oportunidad para rendir homenaje a nuestra querida tierra y redescubrir el sentido profundo de nuestra identidad.
Desde la proclama del general José de San Martín en 1821, el esfuerzo y sacrificio de valientes patriotas, durante largos años, contribuyeron a fortalecer la conciencia de patria de nuestro pueblo y se atrevieron a soñar un futuro de libertad, justicia e igualdad. Fue un proceso complejo y difícil, somos y seremos una sociedad pujante y aguerrida, donde hay un peruano, hay un emprendedor.
Sin embargo, 203 años después de la “independencia”, existen problemas que no se han superado, incluso han aumentado. Producto de la inestabilidad política y la desidia del Estado, hoy estamos sufriendo la peor situación de inseguridad ciudadana de nuestra historia, 10 millones de compatriotas están en situación de pobreza, nuestra juventud está dejando nuestro país por falta de oportunidades laborales y ahora el Congreso se entrega a la minería ilegal.
La dramática situación en la que nos encontramos, por la insania de una clase política perturbada que está conduciendo a nuestra patria por los caminos oscuros de una dictadura camuflada, capturando las principales instituciones que son la garantía del equilibrio de poderes, además de los organismos electorales, nos enfurece y desalienta.
A pesar de ello debemos mirar el futuro con optimismo. Tenemos que recuperar el Perú para retomar la senda de la equidad, la justicia y el desarrollo sostenible. Debemos desterrar el uso del sistema de justicia para condenables persecuciones políticas, donde se recortan derechos fundamentales amparados por organismos internacionales, a los que nuestro país se suscribió formalmente.
Nos enfrentamos a grandes desafíos, que no podrán ser superados sin priorizar la educación de calidad para todos, porque es la herramienta más poderosa para transformar nuestra sociedad. Es un deber moral recuperar los avances en educación superior, atropellados por intereses de los traficantes de la educación.
En materia de salud, necesitamos construir un sistema sanitario sólido, accesible y oportuno para todos. Con un potente impulso a la medicina preventiva, la atención primaria, bajo la premisa que la salud debe ser para todos.
Es imperativo retomar la lucha frontal contra la corrupción y la impunidad. La transparencia y la rendición de cuentas deben ser normas inquebrantables en la gestión pública. Es necesario cambiar los mecanismos de selección del contralor para que no se repita que un gobierno elija a dedo a quien debe comandar el órgano de control, con la complicidad de aliados políticos.
Nuestro país posee una biodiversidad única que debemos preservar para las futuras generaciones. El uso responsable de nuestros recursos naturales y la implementación de políticas ambientales efectivas son tareas ineludibles.
Finalmente, quiero hacer un llamado a la unidad. Solo juntos, con un sentido común de propósito y colaboración, podremos superar los retos y reconstruir el país que todos soñamos. En estos días recordemos que somos una sola patria, una sola nación, juntos podemos lograr grandes cosas.
El Perú del mañana es un Perú de oportunidades, de justicia social y de progreso. Recordemos que tenemos un arma muy poderosa, el voto universal y secreto. Con el voto podemos sancionar a los destructores de la democracia y debemos elegir a los mejores peruanos y peruanas para llevar al país al sitial que le corresponde, ya lo dije una vez como presidente en la heroica ciudad de Tacna y lo reafirmo ahora, a los peruanos no nos van a doblegar.
¡Viva el Perú!
