La economía peruana durante el primer año del gobierno de Dina Boluarte registró su peor tasa en poco más de tres décadas sin contar la pandemia (-0,6%). Para este 2024, se estima un rebote de 3,1% —con cierto sesgo al alza, por parte del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y diversas instituciones— mas no permitiría mitigar los estragos de 2023 como el incremento de la pobreza —en palabras del propio ministro José Arista—, que alcanzó a prácticamente un tercio de la población.
A pocos días de su segundo Mensaje a la Nación, en el marco de los 203 años de la declaración de independencia de la corona española, los especialistas consideran que se arrastran más dudas que certezas sobre el manejo económico tras la recesión.
comentó a La República la investigadora del IEP, Carolina Trivelli.
No obstante, Trivelli recuerda que muchas de las iniciativas pasaron por el Poder Ejecutivo sin ser observadas, lo que demuestra la docilidad con la que actúa Boluarte y su cúpula, así como su falta de apertura frente a los cuestionamientos dados por entes reguladores, la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), el Banco Central de Reserva (BCRP) o el Consejo Fiscal, entre otros.
Un ejemplo. A pesar de las críticas a la ampliación de la meta del déficit fiscal, la gestión Boluarte decidió elevarla por lo que se da rienda a gastar más dinero del que hay.
Manuel Carpio – Rivero, profesor de Pacífico Business School advierte que “la falta de coherencia y competencia” para manejar el país mantienen a la economía en el letargo. Claro ejemplo es el tenue rebote estimado para la inversión privada —que abarca el 80% de la total— tras dos años en negativo: de apenas 2,3%.
La latente inestabilidad política, traducida en el elevado índice de desaprobación presidencial y congresal, puede costarle al país la pérdida del grado de inversión —añade Carpio-Rivero— quien considera como un jalón de orejas que Fitch Ratings mantenga en negativa su calificación y redujese también su perspectiva junto a S&P, que bajó la nota crediticia peruana a BBB-, colocándonos a un peldaño del grado especulativo, lo que agrava el panorama de cara a la entrada de capitales extranjeros en el mercado local.
, acotó.
Más allá del terreno de las estadísticas, el efecto palpable de los problemas que se arrastran es el repunte de la pobreza: 29% de los peruanos no tiene para atender la canasta básica de consumo —elaborada por el INEI— y ni hablar de la multidimensional, la cual “es ajena al crecimiento del PBI”, según Trivelli, quien estima que se estanque este 2024 en el 29% ya citado.
Hace unos días, el titular del MEF José Arista aseguró que el PBI peruano crecerá más allá del 3,1% —“incluso en algunos puntos más”— amparándose en las tasas de 5,28% y 5,04% vistas en abril y mayo —las más altas desde que Boluarte asumió la presidencia— mas, como informó este diario, dichos ratios pueden reflejar la poca consistencia del crecimiento.
El director de Phase Consultores, Juan Carlos Odar, recalcó que gracias a la pesca industrial, por la disipación de anomalías climáticas, la pesca llegó a triple dígito (329%) tras caer 70,60% en mayo de 2023. Ahora, el avance del rubro pesquero y manufacturero, en especial en elaboración y conservación de pescado, aportaron 2,48% al crecimiento mensual y sin ellos, la tasa de mayo habría sido de 2,56%.
Carpio-Rivero concluye en que la bonanza vista en abril y mayo “no dan señales necesarias” para hablar de un crecimiento auspicioso, y por el contrario, reflejan la “incapacidad” de los ministros que rodean a Boluarte para encaminar la economía ya que programas como Con Punche no trajeron el impacto adecuado .
finalizó.