Un estudio científico ha encontrado evidencia de que en una cueva denisovana en Siberia, Rusia, los antepasados de los seres humanos inventaron las primeras ropas interiores, lo que le catapultó los inicios de la moda que también conocemos en la actualidad.
Históricamente, las prendas solo eran usadas como protección frente a los climas helados. Hace 40.000 años, según los expertos, se empezó a crear ropa por el simple gusto de verse bien. Para este fin, distintos ocupantes de la citada cueva utilizaron una herramienta que sustituyó al punzón de hueso.
Un estudio científico sugiere que toda la ropa que llevamos hoy en día, incluida la interior, podría tener su origen en unas pocas prendas que los humanos comenzaron a usar en una cueva de Siberia, en la parte asiática oriental de Rusia, hace 40.000 años con un método innovador.
El arqueólogo Ian Gilligan, quien encabeza el artículo, sostiene que las agujas con ojo se emplearon para adornar la ropa con fines sociales y culturales, alejada de su función básica de protección ante los climas helados.
Hace más de 70.000 años, los humanos ya confeccionaban ropa utilizando punzones de hueso, objetos alargados que perforaban la piel o el cuero. Sin embargo, la aparición posterior de agujas con ojo, cuya fabricación era sin duda más complicada para los cazadores recolectores antiguos, plantea la pregunta de por qué se tomaron tantas molestias cuando los punzones tradicionales eran suficientes para confeccionar ropa básica.
"¿Por qué usamos ropa?, reflexiona Gilligan. "Asumimos que es algo sustancial al ser humano, pero una vez que miras las diferentes culturas, te das cuenta de que las personas ya existían y funcionaban de manera perfectamente adecuada en una sociedad sin ropa. Lo que me intriga es la transición de la ropa, que pasó de ser una necesidad física sólo en ciertos entornos a una necesidad social en todos los entornos", declara.
Curiosamente, la aparición de estas herramientas de costura más sofisticadas hace 40.000 años en la cueva siberiana de Denisova, que fue ocupada por denisovanos, neandertales y humanos modernos durante 100.000 años, coincide con una drástica caída de las temperaturas globales durante la Edad de Hielo. A medida que las heladas se volvieron más severas y frecuentes, es probable que las personas necesitaran más capas de ropa para protegerse del frío y las agujas con ojo se volvieron esenciales porque permitían una costura más refinada y eficiente, facilitando la creación y producción de la primera ropa interior.
"La eficacia de añadir capas adicionales para mejorar el aislamiento se deriva del principio térmico básico de la ropa, es decir, atrapar el aire cerca de la superficie de la piel para reducir la tasa de pérdida de calor por convección. Es evidente una asociación entre las agujas con ojo y una necesidad fisiológica de ropa ajustada térmicamente más efectiva", escribieron los autores del estudio científico.
Gilligan y su equipo también sostienen que la ropa se convirtió en un elemento ornamental porque los métodos tradicionales de decoración corporal, como la pintura con ocre o la escarificación, ya no eran posibles en Eurasia durante la última parte de la Edad de Hielo, debido a la necesidad de usar ropa todo el tiempo para sobrevivir.
El uso regular de ropa también favoreció la formación de sociedades más grandes y complejas: las personas vestidas podían trasladarse a climas más fríos y al mismo tiempo cooperar con su comunidad basándose en estilos y símbolos de vestimenta compartidos.