El Centro Nacional de Huracanes (CNH) de Estados Unidos emitió alertas de huracán y mareas de tormenta para partes de la región costera de Texas debido a la aproximación de la tormenta tropical Beryl.
Para el sur de Texas, el pronosticador, con sede en Florida, prevé fuertes vientos, acompañados de tormentas y lluvias torrenciales.
Beryl se encuentra a unas 385 millas (619,6 km) al sureste de Corpus Christi, Texas, con vientos máximos sostenidos de 60 millas por hora (96 km/h), según informó el CNH en un aviso.
Por otro lado, la Guardia Costera de Estados Unidos advirtió sobre posibles cierres de puertos en Texas, desde Corpus Christi hasta Houston, debido a la tormenta Beryl. Esta medida podría interrumpir temporalmente los envíos de crudo a las refinerías y de combustibles desde esas plantas.
Shell completó la evacuación de los trabajadores de su plataforma de producción Perdido en el Golfo de México, en la zona regulada por Estados Unidos, ante la proximidad de Beryl, según informó la compañía. También evacuó a los empleados de la plataforma Whale, cuyo inicio de producción está previsto para finales de este año.
Gibson Energy, que opera una gran terminal petrolera en Corpus Christi, declaró que las operaciones continuaban, pero que tomaría nuevas medidas según las previsiones. Chevron Corp, una de las mayores productoras de petróleo en alta mar de Estados Unidos, informó el viernes que la producción de sus activos se mantenía en niveles normales. Asimismo, indicó que había evacuado al personal no esencial de algunas de sus instalaciones en el Golfo de México.
La producción en alta mar del Golfo de México, que asciende a unos 1,8 millones de barriles diarios, representa aproximadamente el 14% de la producción total de crudo de Estados Unidos, según datos de la Administración de Información de Energía estadounidense. Cualquier impacto en el suministro podría elevar los precios del petróleo estadounidense y del crudo de alta mar.
Beryl es el primer huracán de la temporada atlántica de 2024 y, en su punto álgido a principios de la semana, se convirtió en la tormenta de categoría 5 más temprana registrada. Un huracán de esta magnitud trae vientos de 251 km/h o más, capaces de causar daños catastróficos.
Durante su paso por el Caribe, la tormenta afectó a varios países, incluyendo Jamaica, San Vicente, Granada e Islas Caimán, dejando una estela de destrucción y al menos una decena de fallecidos.
En México, Beryl provocó la cancelación de más de un centenar de vuelos desde el aeropuerto de Cancún, una de las principales terminales aéreas del Caribe, y el cierre de los puertos cercanos. Diversas autoridades mexicanas se congratularon por no haber reportado víctimas.
A fines de octubre, Otis, uno de los huracanes más poderosos que jamás haya tocado tierra en México, azotó Acapulco tras haberse fortalecido rápidamente en el océano Pacífico. La oposición política culpó al gobierno de Andrés Manuel López Obrador por el centenar de fallecidos y desaparecidos y la estela de destrucción, asegurando que minimizaron el posible impacto del ciclón y recién avisaron a la población apenas unas horas antes de que tocara tierra con una fuerza inusitada.
