Santiago Martines había sembrado una parcela de maíz en su localidad de Congregación en Tamaulipas, México, cuando de repente una enorme grieta se abrió paso en medio de sus cultivos. Así informó el canal de televisión N+. Al igual que este caso reportado, ciudadanos del estado mexicano compartieron diversas imágenes y videos de la fisura en el suelo mediante redes sociales, en los primeros días de julio. Incluso, hay grabaciones realizadas con drones que muestran el largo recorrido de la abertura.
El gobierno de Tamaulipas ha informado que comenzó sondeos con especialistas en las zonas afectadas por el fenómeno. A partir de las primeras observaciones geofísicas, se conoce que la grieta se extiende, por lo menos, a lo largo de 6 kilómetros. Paralelamente, algunos geólogos en redes sociales han ofrecido algunas explicaciones al respecto.
La extensa fisura en la superficie de Tamaulipas está ubicada a 10 kilómetros del inicio de la autopista Mante-Ocampo, donde se conecta con el ejido Vázquez Gómez, según informó un comunicado oficial. Sus kilómetros recorren por lo menos seis ejidos con paisajes desérticos y algunos con vegetación.
Geólogos que iniciaron la investigación del fenómeno informaron que la grieta presenta puntos donde se abre hasta 8 metros de ancho. Así también, indican que alcanza los 4 a 5 metros de profundidad, superficial y subterráneamente.
Por otro lado, Sergio Almazán, geólogo del Instituto Politécnico Nacional (IPN), dijo al medio local El Heraldo que el fenómeno ha sido producto de las recientes precipitaciones en México. "Las fuertes lluvias e inundaciones provocan muy a menudo deformaciones del suelo, deslizamientos de tierra y grietas", señaló.
Mientras los expertos aún continúan las investigaciones, el secretario de Obras Públicas de Tamaulipas, Pedro Cépeda, sugirió la toma de medidas de precaución. “Se recomienda a los pobladores de los ejidos afectados tomar precauciones, ya que varias viviendas se encuentran en el paso subterráneo del escurrimiento y presentan fallos en la estructura con agrietamientos y asentamientos de cimentación”, advirtió en un comunicado.
Desde fines de junio de 2024, en México se viven los impactos de tres tormentas tropicales de forma consecutiva: Alberto, Beryl y Chris.
La tormenta Alberto ocasionó vientos de hasta 80 kilómetros por hora en el noreste del país, hacia el 20 de junio. Afectó gran parte de Nuevo León y Tamaulipas, de acuerdo a las autoridades mexicanas. El fenómeno afectó a la vegetación, provocó inundaciones y el daño de estructuras de numerosas casas.
Así también, el Centro Nacional de Huracanes indicó el paso de la tormenta tropical Chris desde la noche del domingo 30 de junio. Su duración fue de algunas horas, tras las cuales se convirtió en una depresión tropical: es decir, los vientos disminuyeron su velocidad.
De forma similar, el último 5 de julio, el huracán Beryl avanzó por la península mexicana y afectó a los balnearios turísticos de Cancún y Tulum. Según BBC, los vientos hicieron volar techos, afectaron viviendas y más de 200 mil casas quedaron sin electricidad.
La temporada de huracanes en México, que va de junio a noviembre, se debe a una combinación de factores climáticos y oceanográficos que favorecen la formación y fortalecimiento de tormentas tropicales y huracanes.
Durante estos meses, las temperaturas del océano son más cálidas y la atmósfera contiene más humedad, lo que proporciona la energía necesaria para la formación de huracanes, según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA). En esta época del año, el viento que varía en intensidad y dirección a diferentes alturas es menos pronunciado, lo que permite que perturbaciones tropicales evolucionen hacia ciclones más potentes en lugar de desintegrarse rápidamente.