Como consecuencia de tener un Estado ausente, millones de peruanos están exiliados en su propio territorio; por ello, además de sufrir los implacables impactos de la anemia, desnutrición crónica y debilidad de los servicios públicos como salud, educación y precariedad laboral, sufre la falta de conectividad digital a nivel nacional.
Este grupo de peruanos carecen de conectividad digital, por lo que no tienen la oportunidad de acceder al conocimiento y a la información, lo cual les limita la posibilidad de formarse como ciudadanos y de contar con herramientas digitales que manejadas de manera eficiente les podría servir para mejorar su calidad de vida. La brecha de habilidad y talento digital es grande y cada día crece, llegando a construirse una pequeña élite que tiene el privilegio de acceder con facilidad a la información que hoy constituye un activo muy importante.
Los exiliados mayormente viven en las zonas periféricas de las grandes ciudades y en las zonas rurales, donde el servicio de la conectividad digital es inexistente, escasa o débil. Con el objetivo de democratizar el acceso al conocimiento de todos los peruanos, es necesario establecer una política pública que haga realidad la existencia de una conectividad total para un Perú digital. El desafío es grande y debe afrontarse de manera conjunta con la participación de los actores pertenecientes al sector público, academia, empresa privada y sociedad civil.
Los peruanos, en general, tienen el derecho de tener acceso a internet, por lo que se debe construir una red que integre a todos los pueblos sin distingo de ninguna índole, y que permita democratizar el acceso al conocimiento a través de espacios con internet gratuita, generación de contenidos, aulas virtuales, y con peruanos que no estén exiliados en su propio territorio y que con orgullo vivan a plenitud su peruanidad, sintiendo el respaldo de un Estado que cumple con sus obligaciones.
