Hace más de 1,000 años, una erupción volcánica cubrió a un pequeño pueblo prehispánico. Envuelto por capas de ceniza, este lugar permaneció oculto hasta 1970. Hoy, este curioso lugar, llamado Joya de Cerén, es uno de los sitios arqueológicos más importantes y mejor conservados de América.
Debido a que permaneció oculto bajo las cenizas, a menudo es comparado con Pompeya por su sorprendente estado de preservación, el cual ha permitido conocer detalles fascinantes de la vida de sus antiguos habitantes. Sin embargo, a diferencia de la famosa ciudad italiana, la gente de Joya de Cerén tuvo la oportunidad de escapar, dejando atrás sus pertenencias en su apresurada huida.
Joya de Cerén, a menudo llamada la ‘Pompeya de América’, fue una aldea maya prehispánica que creció alrededor del año 650 d.C. Este sitio se encuentra en el departamento de La Libertad y es el único Patrimonio de la Humanidad declarado por la UNESCO en El Salvador. La erupción del volcán Loma Caldera cubrió la aldea con una capa de ceniza que preservó las estructuras y objetos de uso cotidiano, por lo que es considerada una cápsula del tiempo por los arqueólogos.
El profesor Payson Sheets, de la Universidad de Colorado, ha liderado las investigaciones en Joya de Cerén desde 1978. Gracias a sus esfuerzos se han descubierto 18 estructuras, entre las cuales se incluyen casas, bodegas, cocinas y un temazcal. La preservación de estos edificios y sus contenidos han permitido conocer como fue la vida de la comunidad agrícola maya, algo que rara vez se encuentra en la arqueología mesoamericana.
En 1976, durante la construcción de silos en La Libertad, una excavadora dejó al descubierto una estructura cubierta de ceniza. Este hallazgo casual llevó al arqueólogo Payson Sheets a investigar más a fondo, lo que reveló una zona prehispánica que estuvo intacta bajo cinco metros de ceniza volcánica durante más de un milenio. Las pruebas de radiocarbono confirmaron que los artefactos encontrados tenían cerca de 1,400 años de antigüedad.
“No recuerdo cuánto tiempo estuve con la boca abierta”, reveló Sheets a la BBC.
Uno de los aspectos más sorprendentes de Joya de Cerén es la conservación de alimentos y utensilios domésticos. Entre los hallazgos se encuentran vasijas de cerámica llenas de semillas de calabaza, frijoles, achiote y maíz, todos en perfectas condiciones pese al paso del tiempo. Las herramientas agrícolas, los metates para moler y otros objetos cotidianos se encontraron tal y como fueron dejados por los antiguos habitantes.
La conservación de materiales orgánicos, como esteras de dormir y restos de plantas, permitieron conocer las prácticas agrícolas y la dieta de la comunidad.
Joya de Cerén reveló que este pueblo contaba con una cocina comunitaria, un edificio cívico para reuniones y una estructura religiosa donde se realizaban ceremonias y festividades. También se encontró un temazcal, utilizado para baños de vapor, una práctica común en la cultura mesoamericana.
Además de los artefactos domésticos, los arqueólogos descubrieron campos de cultivo con plantas de maíz en diferentes etapas de crecimiento, lo que indica una agricultura organizada y próspera. Los hallazgos sugieren que Joya de Cerén también era un centro social y religioso, con una vida comunitaria rica y compleja.