El reciente enfrentamiento entre Nacional y Peñarol dejó a la vista más que un mero resultado deportivo. Aunque los goles anotados por Coates y Santander sellaron un triunfo por 2-1 para Nacional, los titulares han estado dominados por los inquietantes incidentes de violencia protagonizados por parte de la afición, que lanzaron objetos y petardos al campo, comprometiendo la seguridad de jugadores y espectadores.
Nacional comenzó el partido con una demostración de fútbol dominante y ofensivo, superior durante gran parte de la primera mitad. A pesar de varias oportunidades de gol desperdiciadas, un potente remate de Coates abrió el marcador tras un saque de esquina. El consiguiente altercado, que siguió a gestos provocativos de un jugador suplente de Nacional, culminó en su expulsión, reflejando la tensión dentro y fuera del campo.
A lo largo del partido, Washington Aguerre, portero de Peñarol, ofreció una notable actuación a pesar del asedio constante por parte de los delanteros de Nacional. No obstante, la frustración del equipo local se materializó en parte de la afición, que durante los momentos más candentes del partido lanzó objetos hacia el campo, obligando a interrupciones.
El retorno del segundo tiempo trajo consigo cambios significativos en la dinámica del partido. Peñarol mejoró notablemente su desempeño, logrando el empate mediante un tiro fortuito de Leo Fernández que desvió Gastón Ramírez. Esta remontada temporal permitió a Peñarol tomar el control del juego durante varios minutos, aunque sin concreción en el marcador.
Conforme el tiempo transcurría, un enfrentamiento entre ambas aficiones comenzó a desdibujar el enfoque del partido. A medida que el encuentro proseguía hacia los últimos minutos, Nacional presionaba intensamente en busca de la victoria. Finalmente, un error defensivo de Peñarol permitió a Santander marcar de nuevo, asegurando la victoria para Nacional.
Pero, casi simultáneamente al gol decisivo, el enfrentamiento en las gradas escaló. Bengalas y petardos llenaron el aire, obligando al árbitro a detener el juego nuevamente por la seguridad de los jugadores. En particular, un artefacto explosivo cayó peligrosamente cerca del jugador de Nacional, Báez, provocando suspensión temporal y tensión general.
A pesar de las expectativas iniciales de que el partido podría no concluirse debido a los incidentes, finalmente se prolongó hasta el minuto 109, tras intensas deliberaciones entre los oficiales del partido, los clubes y la seguridad presente.