Adelgazar es reducir el grosor de un cuerpo, bien eliminando parte de su materia, bien sin pérdida de ella, según explica la Real Academia Española. En algunos casos esto es algo bueno, siempre que se haga de manera controlada y con la supervisión de los expertos. Sin embargo, hay personas que intentan hacerlo de manera drástica y rápida. Para ello, en los últimos meses, muchas personas usan Ozempic, un medicamento desarrollado originalmente para tratar la diabetes tipo 2 y la obesidad, que ha generado un debate intenso.
Su creciente popularidad como método rápido para perder peso ha provocado un desabastecimiento en farmacias, dejando a quienes realmente lo necesitan con dificultades para acceder a él. Este fenómeno, impulsado en gran parte por su utilización sin supervisión médica adecuada, también conlleva riesgos importantes que no deben subestimarse. El Ilustre Colegio Oficial de Farmacéuticos de Granada explica todos los peligros de este medicamento.
Uno de los problemas más preocupantes del Ozempic es el efecto rebote. Este fenómeno ocurre con frecuencia cuando la pérdida de peso rápida no se acompaña de cambios sostenibles en los hábitos de vida. Según expertos, personas que han logrado reducir 20 kilos en pocos meses pueden, al suspender el tratamiento, recuperar e incluso superar el peso perdido, alcanzando aumentos de hasta 40 kilos. "El uso inapropiado de Ozempic puede generar rechazo a ciertos alimentos, intolerancias y síntomas como náuseas persistentes", señala Antonio Salinas, representante de la Asociación Granadina de Diabetes (Agradi).
En los casos más graves, el medicamento puede desencadenar pancreatitis aguda, reacciones alérgicas severas o complicaciones oculares relacionadas con la retinopatía diabética. Además, un uso prolongado y sin control médico puede ocasionar inflamación del estómago, ardor, flatulencias y pérdida de apetito. En estos casos se debe acudir a un médico de inmediato. Las complicaciones de la enfermedad ocular diabética (retinopatía) son las más habituales. Las sufren uno de cada diez personas que utilizan este medicamento.
El prospecto de Ozempic advierte de múltiples efectos adversos, desde náuseas y vómitos hasta complicaciones más serias. Entre los efectos más comunes se encuentran molestias gastrointestinales como diarrea, estreñimiento y dolor abdominal, que suelen disminuir con el tiempo. No obstante, el bajo nivel de azúcar en sangre, o hipoglucemia, puede surgir, especialmente si se combina con otros medicamentos para la diabetes. Este cuadro incluye síntomas como sudor frío, palpitaciones y dificultad para concentrarse.
Aunque Ozempic fue diseñado para tratar patologías específicas, su popularidad como herramienta para adelgazar se ha disparado debido a los resultados rápidos que ofrece. Sin embargo, muchos de quienes lo emplean no están al tanto de los riesgos asociados ni de la necesidad de un seguimiento médico constante. Este mal uso, además de generar problemas de salud, pone en peligro el suministro para los pacientes que dependen de él para controlar enfermedades crónicas.
Perder peso de manera saludable requiere un enfoque integral que combine alimentación equilibrada, ejercicio regular y un cambio en el estilo de vida, incluyendo el deporte y el cese de los malos hábitos. La búsqueda de soluciones rápidas como el Ozempic puede traer consecuencias graves, tanto para la salud individual como para quienes realmente necesitan este medicamento. Este tipo de tratamientos siempre se deben utilizar bajo estricta supervisión médica.