La intención de comprar Groenlandia por parte de Estados Unidos ha generado un revuelo en la comunidad internacional, en especial en Dinamarca, ante la posibilidad de que salga adelante en algún momento. Aunque el rey danés ha dejado claro que la isla "no se vende", valorando hasta su independencia antes que la anexión como un estado norteamericano, lo cierto es que EEUU no es solo un país continental, sino que la primera potencia mundial ha ido incorporando o anexionándose otros territorios a lo largo de su historia. De ahí los muchos y serios intentos de hacerse con Groenlandia.
Prácticamente, desde su independencia a finales del siglo XVIII, EEUU ha llevado una política expansionista, que no solo se ha visto reflejada en las regiones peninsulares que se iban uniendo a los primeros estados que aparecieron en el país, sino también a islas a lo largo del Pacífico o del Caribe, así como aguas internacionales en el Ártico.
El más conocido es el caso de Puerto Rico. Después de que EEUU se hiciera con el control de este colonia española en el siglo XIX, estableció un gobierno civil administrado por el Departamento del Interior estadounidense. Años más tarde, se les otorgó la ciudadanía estadounidense, y a mediados del siglo XX, esta isla promulgó su propia constitución y obtuvo el estatus de Estado libre asociado, aunque a día de hoy se trata de un "territorio no incorporado" estadounidense. A finales de 2023, se sometió a un histórico referéndum para convertirse en el 51 estado de EEUU, pero los puertorriqueños mostraron su rechazo a esa idea.
Por otro lado, está Guam, que pasó a manos estadounidenses en 1899, al igual que Puerto Rico y los territorios de Cuba y Filipinas, tras la guerra hispano-estadounidense. Durante la Segunda Guerra Mundial, fue ocupada por Japón, y durante tres años de ocupación, las fuerzas armadas niponas mataron a un diez por ciento de la población.
Tras el final del conflicto armado, Washington recuperó Guam, y desde entonces, permanece como su territorio más alejado y se trata de un punto militar estratégico para las autoridades estadounidenses. Tanto en el caso de Guam como el de Puerto Rico, ambas naciones eligen a sus propias autoridades, pero no pueden votar en las elecciones presidenciales de EEUU.
Si bien son las más conocidas, no son las únicas. Las Islas Marianas del Norte y las Islas Vírgenes son los otros dos casos de territorios organizados no incorporados, que son de gran importancia para el gobierno norteamericano por sus ubicaciones geográfica.
Las primeras de ellas, también colonia española, fueron vendidas a Alemania en el siglo XIX, sufrieron la ocupación japonesa en la Segunda Guerra Mundial y tras el fin del conflicto, se convirtieron en territorio autónomo de EEUU. Por otro lado, las Islas Vírgenes fueron compradas a Dinamarca en 1917, durante la Primera Guerra Mundial, y mientras sus residentes tienen la ciudadanía estadounidense, no tienen derecho a votar en las presidenciales.
Estados Unidos también dispone de otros territorios no incorporados que, al contrario que los anteriores, no son "organizados". Es el caso de la Samoa Estadounidense (un grupo de islas en el Pacífico del Sur). Asimismo, otros atolones o islas perteneciente a EEUU son: Isla Baker, Isla Howland, Isla Jarvis, Atolón Johnston, Arrecife Kingman, Islas Midway, Isla Wake e Isla Navaza, distribuidas entre el mar Caribe y el Pacífico.
Y lejos de estos, está Hawái. Hace siglos, era un reino polinesio independiente, aunque con el comienzo de la política expansionista estadounidense, los norteamericanos llegaron a esta isla. Un golpe de Estado y un posterior "comité de seguridad revolucionario" provocó que Hawái se proclamara "protectorado" del gobierno estadounidense en 1893 y años más tarde, se aprobó en el Congreso norteamericano la anexión de la isla.
Así, desde 1900, Hawái se convirtió en territorio de EEUU, para ser ratificado en 1959 como el estado número cincuenta de Estados Unidos. A diferencia de casos como el de Puerto Rico o Guam, Hawái sí vota en las elecciones presidenciales estadounidenses.