El santoral, también conocido como calendario litúrgico, es un libro religioso que contiene la lista de los santos reconocidos por la Iglesia Católica y que se celebra cada día del año. Más allá de una simple lista de nombres, el santoral representa un viaje fascinante a través de la fe, la historia y la cultura cristiana.
María Dolores Rodríguez Sopeña nació el 30 de diciembre de 1848 en Vélez Rubio, Almería, España. Desde joven, mostró una gran sensibilidad hacia las necesidades de los más desfavorecidos. Su familia se trasladó a Puerto Rico cuando su padre fue nombrado juez, y allí comenzó a participar activamente en obras sociales. Más tarde, en Madrid, fundó el Movimiento de las Damas Catequistas, un grupo que se dedicaba a enseñar catecismo y ayudar a los más pobres.
En 1901, fundó el Instituto de Damas Catequistas, aprobado por el Papa León XIII, que más tarde se convertiría en el Instituto de las Damas Apostólicas del Sagrado Corazón. La misión del instituto era formar laicos para llevar la evangelización a las clases populares y marginadas. Su labor fue especialmente reconocida por su enfoque en la educación y la dignidad humana.
María Dolores fue beatificada el 23 de marzo de 2003 por el Papa Juan Pablo II, quien destacó su compromiso con la justicia social y la enseñanza cristiana. Su legado perdura en las obras del instituto que fundó, presente en diversos países, y en su influencia sobre la formación de laicos comprometidos con la evangelización y la promoción humana.
El carisma de Rodríguez Sopeña sigue vivo en su enfoque pastoral, que combina la acción social con la enseñanza del Evangelio. Su vida inspira a comunidades cristianas a trabajar por la inclusión y la justicia, especialmente en contextos de pobreza.
A pesar de los desafíos que enfrentó durante su vida, como incomprensiones y enfermedades, María Dolores nunca se exilió ni abandonó su misión. Vivió sus últimos años con serenidad y dedicación hasta su fallecimiento en Madrid el 10 de enero de 1918. Fue enterrada en la capilla del Instituto que fundó, donde sigue siendo venerada por quienes reconocen su labor como un testimonio de amor cristiano.