Las matrículas son un elemento imprescindible en cualquier vehículo, no solo porque permiten identificarlo, sino también porque facilitan el acceso a datos como el historial de la ITV, las multas pendientes y la vigencia del seguro obligatorio. Este requisito, regulado por la legislación, es esencial para que los vehículos puedan circular por las vías públicas de manera legal y segura.
Cada matrícula está formada por una combinación alfanumérica de cuatro números y tres letras que no tiene un significado específico. Este código se graba en placas metálicas colocadas tanto en la parte delantera como en la trasera del vehículo. Además, incluye una banda lateral que indica el país de registro, siguiendo los estándares europeos.
La limpieza y el mantenimiento de las matrículas son aspectos imprescindibles. Según el Reglamento General de Circulación y la Ley de Tráfico, las placas deben estar completamente legibles. Si la matrícula está sucia o en mal estado y dificulta su identificación, la infracción es considerada grave y conlleva una multa de 200 euros.
En los casos más extremos, cuando las matrículas han sido manipuladas intencionadamente para evitar multas o radares, las sanciones son mucho más severas. Esto puede incluir la pérdida de seis puntos del carnet de conducir y multas de hasta 6.000 euros. Estas acciones son tratadas como infracciones graves, dado que comprometen la seguridad vial y el cumplimiento de la normativa.
Mantener la matrícula limpia garantiza el correcto funcionamiento de los sistemas de detección de la DGT, como radares y cámaras. Recientemente, publicaciones en redes sociales, como las del abogado @xavi_abat, han destacado esta obligación.
En el contexto de las nuevas Zonas de Bajas Emisiones (ZBE), las matrículas también juegan un papel relevante. Algunos conductores intentan taparlas para evitar sanciones relacionadas con las restricciones de acceso a estas áreas. Esta práctica es ilegal y se castiga con las mismas multas aplicadas a las manipulaciones intencionadas.